Por José Ricardo Taveras Blanco
CRDmedia
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América Latina es legendaria por el intensivo uso de sus viseras a la hora de tomar decisiones políticas llamadas a ser trascendentales, especialmente cuando vota.
No hay que ir muy lejos, a veces pensamos que algunos miembros de nuestra comunidad geográfica nos van superando cuando de un golpe nos sorprenden del modo que lo hicieron los chilenos al votar por Gabriel Boric, a quien votaron procurando una nueva constitución porque “la de Pinochet” no sirve, como si fuera él quien la viniera aplicando en las últimas décadas. Fabricaron un presidente de la nada y eso tienen, les hizo su anhelada constituyente pariendo un monstruo que terminaron por vomitar, aferrándose a la mercadológicamente desprestigiada constitución de Pinochet para librarse de un riesgoso salto al vacío.
Todo esto es posible por la superficialidad de la anti política que no se vayan a creer, es de la autoría intelectual de los intereses de toda laya que les encanta el poder arrodillado, ésta se ha hecho propietaria del derecho a subvertirlo todo, a hacernos creer que si se trata de política nada sirve, olvidando que las miserias no son de la política ni de los partidos, son de la humanidad, esa misma que conduce esos intereses demasiadas veces a manipular por conveniencia.
Todos estos eventos, especialmente el de la reciente tentativa de golpe de Estado de Perú, deben ayudarnos a poner las barbas en remojo y conducirnos a sana reflexión. Esa hermosa nación, después de haber tenido uno de los mejores desempeños económicos del continente viene de crisis en crisis en la política, por supuesto también harta de la política, tan harta que nos sorprendió con la elección improvisada de un maestro que ha terminado por conducirla quizás no tan ingenuamente a una crisis de la que, anótenlo, no se levantará tan fácilmente.
He estado en el poder y monitoreo permanentemente el manejo de los procesos aún fuera de él, la experiencia de haberlo vivido me ha enseñado cuanto le cuesta a los pueblos la ignorancia de sus dirigentes, también el talento sin probidad, que como decía Bolivar es un azote, de ahí que me duela la pueril reacción de gente llamada a pensar, que se entregan en los brazos de la improvisación ignorando los riesgos de un salto al vacío.
Les comparto el siguiente video que recoge síntomas del despiste que tenía el señor Pedro Castillo en cosas elementales, para que entiendan por qué, decidir sobre quiénes serán nuestros conductores voto debe ser un ejercicio reflexivo y por qué no nos podemos dejar manipular de los intereses, sinuosos, ocultos y aún más perversos que cualquier vicio que tenga la política, que son muchos, comenzando por el miedo.