
De acuerdo con la información de Reuters, Bolsonaro ha cuestionado las encuestas que lo mostraron derrotado frente a Lula en la primera vuelta, porque no reflejaban el apoyo que vio en la campaña. El capitán de Ejército en retiro ha puesto en duda repetidamente el sistema de voto electrónico del país sin ninguna evidencia, lo que hace temer que se niegue a aceptar la derrota y que desencadene una crisis institucional.
Los resultados iniciales no siempre captan el panorama completo en las extensas elecciones nacionales de Brasil. En 2014, cuando el Partido de los Trabajadores (PT) de Lula ganó por última vez unas elecciones presidenciales, su ventaja sólo apareció tras dos horas de recuento de votos. Los del noreste más pobre de Brasil, tradicional bastión del PT, suelen tardar más en llegar al TSE. Hubo informes de largas colas en los colegios electorales que cerraron a las 5 de la tarde (2000 GMT), ya que muchos brasileños acudieron a votar.
Si ningún candidato obtiene más de la mitad de los votos, excluyendo los votos en blanco y los nulos, los dos primeros irán a una segunda vuelta dentro de cuatro semanas. Algunos sondeos en Brasil apuntaban a que Lula podría obtener más del 50% de los votos válidos, lo que le permitiría evitar la segunda vuelta contra su acérrimo rival, pero a medida que los resultados se iban conociendo pareció improbable.