Por: Jesús Batista Suriel
CRDmedia
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El Carnaval de la Vega, una de las celebraciones más emblemáticas de la cultura dominicana, ha sido, tradicionalmente, un símbolo de alegría, color y unidad. Sin embargo, en los últimos años, hemos visto cómo esta hermosa festividad se ha visto empañada por la infiltración de antisociales cuyo único propósito es desnaturalizar la esencia de este evento, convirtiéndolo en un escenario de violencia y desorden.
Es inaceptable que este carnaval, que debería ser una ocasión para disfrutar en familia y celebrar nuestras tradiciones, se convierta en un espacio donde la seguridad de los visitantes esté en constante riesgo. Los recientes actos de violencia, perpetrados por grupos de delincuentes, han llevado a situaciones extremas que podrían costar la vida de personas inocentes. Un ejemplo desgarrador es el de mi familiar, quien sufrió graves lesiones cuando unos individuos, armados con bolsas llenas de arena y otros objetos, le propinaron una golpiza que casi le cuesta la vida. Este incidente no solo puso en riesgo su salud, sino que también significó un susto indescriptible para nuestra familia.
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Afortunadamente, gracias a la intervención inmediata del Dr. Cruz Jiminián y su equipo, encabezado por el Dr. Fradbelin Thomas Estévez miembro de la sociedad de cirugía vascular y endovascular y es un cirujano muy calificado, mi familiar recibió la atención médica oportuna y necesaria, y hoy sigue con nosotros. La capacidad de respuesta de la Clínica del Dr. Cruz Jiminián fue excepcional, y es fundamental resaltar que en nuestro país existen muy pocos centros que ofrezcan esta atención médica especializada, como es el caso de la hemodinámica. La violencia que rodea al Carnaval de la Vega no solo arriesga la vida de sus asistentes, sino que también sumerge a muchas familias en la desesperación y el luto.
Por lo tanto, hago un llamado urgente a las autoridades y organizadores del Carnaval: es necesario implementar regímenes de consecuencias severas para aquellos antisociales que buscan transformar nuestra fiesta en un campo de batalla. El carnaval es parte integral de nuestra cultura y, como tal, merece ser protegido y respetado. No podemos permitir que la delincuencia distorsione este legado, que es patrimonio de todos los dominicanos.
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No más tolerancia hacia el descontrol; es preciso establecer medidas claras y efectivas que garanticen la seguridad de los asistentes. Las acciones deben ser contundentes y las sanciones ejemplares. El Carnaval de la Vega debe volver a ser la celebración del color y la alegría que todos conocemos y amamos, en lugar de un evento que siembra el miedo.
Es hora de decir “no” a un carnaval dominado por el caos y la violencia. La mano dura contra los delincuentes es una necesidad apremiante, y debemos unir fuerzas para cuidar lo que es nuestro: la cultura y la historia de la República Dominicana. El Carnaval de la Vega no puede convertirse en una anécdota trágica, sino en un motivo de orgullo y felicidad para todas las familias dominicanas.
Gracias, mil gracias, a los Dr. Cruz Jiminián y su equipo, Dr. Fradbelin Thomas Estévez y su equipo.