Por: Albin Cepeda
CRDmedia
Santo Domingo, RD. – El pasado sábado, el municipio de Santo Domingo Norte fue testigo de un trágico choque entre dos trenes del sistema de transporte metropolitano, que dejó a decenas de pasajeros heridos y causó conmoción en toda la comunidad. El incidente ha generado un intenso debate sobre las prácticas de seguridad y el cumplimiento de protocolos por parte de los empleados de la empresa de transporte.
El suceso, que tuvo lugar en la estación Mamá Tingo del populoso sector de Villa Mella, se ha revelado detalles alarmantes sobre la conducta de uno de los empleados del Metro. Circulan videos en los que se observa a la conductora del Metro con su teléfono celular quien parecía estar distraída mientras conducía.
La Oficina para el Reordenamiento del Transporte (OPRET) ha emitido un comunicado oficial donde señala que el choque de trenes fue el resultado de múltiples violaciones a los protocolos de operaciones establecidos por parte de la conductora. Según la declaración de la OPRET, estas violaciones condujeron en un corto período de tiempo a la movilidad del tren en la vía contraria.
El uso de dispositivos móviles por parte de conductores de transporte público es una práctica que ha generado preocupación en todo el mundo. Expertos en seguridad vial advierten sobre los peligros que esto representa, ya que distrae la atención del conductor y pone en riesgo la seguridad de los pasajeros y de quienes se encuentran en las vías.
En este contexto, la empresa de transporte metropolitano ha anunciado una exhaustiva revisión de sus políticas y protocolos de seguridad, con énfasis en la prohibición del uso de dispositivos móviles mientras se está al mando de un vehículo. Asimismo, se llevará a cabo una investigación interna para determinar las responsabilidades individuales en este lamentable incidente.
Este trágico suceso en Santo Domingo ha llamado la atención sobre la necesidad imperante de reforzar los controles y protocolos de seguridad en el sistema de transporte público. La seguridad de los pasajeros debe ser siempre la máxima prioridad, y es responsabilidad de las autoridades y los operadores del sistema garantizarla de manera rigurosa.
El impacto de este incidente resonará en la comunidad durante mucho tiempo, sirviendo como recordatorio de la importancia de la vigilancia constante y el cumplimiento estricto de las normas de seguridad en el transporte público.