Ambos son nocivos para la salud, advierte especialista a propósito del Día Mundial Sin Tabaco, que se conmemora este 31 de mayo.
Muchas personas optan por consumir cigarrillos electrónicos y hookah pensando que estos no son tan perjudiciales para la salud como el cigarrillo tradicional, un gran error.
“En relación al cigarrillo electrónico la Agencia Reguladora Europea, la FDA de Estados Unidos, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y en Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) lo consideran como un producto del tabaco, pues desencadena los mismos o similares efectos adversos que el tabaco convencional”, asegura Wilmy Núñez, médico del servicio de Neumología del Instituto de Oncología Dr. Heriberto Pieter.
Según el doctor Núñez, tanto la Asociación Latinoamericana de Tórax (ALAT), como la Sociedad Española de Neumología Torácica (SEPAR) y otras sociedades de Neumología a nivel mundial, desde el 2018 han reportado que no existen pruebas suficientes que indiquen que los cigarrillos electrónicos son útiles para dejar de fumar tabaco. Además de no ser seguros para la salud, promueven un mayor consumo tabáquico.
El especialista asegura que casi la mitad de las muertes en 12 diferentes tipos de cáncer son atribuibles al consumo del tabaco. Además se relaciona con otras enfermedades como enfermedad pulmonar obstructiva crónica, enfermedad coronaria, accidente cerebrovascular, asma, infertilidad, embarazo ectópico, prematuridad o bajo peso al nacer, entre otra larga lista de enfermedades.
El consumo de tabaco es una de las causas de mortalidad prevenibles, sin embargo más de 8 millones de muertes al año son atribuidas a este hábito, de las cuales cerca del 90 % corresponde a fumadores activos y los restantes a fumadores pasivos, que son los que respiran el humo de segunda mano, según la OMS.
Wilmy Núñez, neumólogo internista broncoscopista.
Por otro lado, el doctor Núñez señala que la nicotina viaja hacia los pulmones por medio de partículas de humo, y es llevada hacia la circulación y finaliza en el cerebro, actuando a nivel neuronal al unirse a receptores colinérgicos, provocando así la liberación de numerosos neurotransmisores, destacándose la dopamina que regula efectos del placer e intensifica los efectos de esta sustancia del cigarrillo al ser liberadas en zonas destinadas al placer y a la recompensa.
Núñez afirma que el cigarrillo convencional actúa por combustión mientras que el cigarrillo electrónico es un dispositivo que contiene en un cartucho una sustancia líquida compuesta principalmente por propilenglicol, glicerina, saborizantes y un nivel de nicotina durante su uso. La inhalación del consumidor activa un circuito que calienta el atomizador, lo que convierte la sustancia líquida en aerosol que se exhala a manera de neblina y a este aerosol se le conoce como vapor. De aquí viene el nombre de “vapear”.
El dispositivo más usado entre los estudiantes en las escuelas es el llamado JUUL, una marca de cigarrillo electrónico que tiene forma de memoria USB. “Al ser pequeños pueden ser usados en las aulas sin que los profesores se den cuenta, pues no causan tos”, dice el especialista. Esta modalidad de cigarrillo usa sales de nicotina en niveles muy altos; según su fabricante, una sola cápsula de JUUL contiene tanta nicotina como un paquete de 20 cigarrillos.
Un dato importante que el especialista destaca es que los consumidores de cigarrillos electrónicos se clasifican en activos y pasivos. Los primeros inhalan directamente el aire y los segundos inhalan el aerosol exhalado por los activos. En estos últimos, las partículas ultrafinas tienen efectos a nivel respiratorio como cambios en expresión génica de la mucosa nasal, aumento de riesgo de presentar síntomas de bronquitis crónica y afectación pulmonar directa en forma de inflamación y estrés oxidativo. En lo que respecta a la parte cardiovascular, activa los procesos inflamatorios implicados en el desarrollo de la enfermedad, eventos cardiovasculares agudos y deterioro de la función vascular. Además de liberación de sustancias carcinógenas.
LA HOOKAH, OTRA MODALIDAD DE FUMAR
Núñez dice que la hookah o pipa de agua de origen indo-persa consta de un cabezal, un cuerpo metálico, un recipiente para el agua y una manguera flexible con una boquilla usada para fumar tabaco, especialmente elaborado con distintos sabores. De igual manera señala que una sesión típica con este método de fumar equivale a inhalar 200 veces el humo de un cigarrillo, y presenta los mismos niveles altos de monóxido de carbono, metales pesados y sustancias cancerígenas que un cigarrillo convencional. Además, compartir la boquilla representa un riesgo de contraer infecciones desde neumonía hasta tuberculosis pulmonar, ya que la boca es rica en bacterias anaeróbicas.
La hookah o pipa de agua consta de un cabezal, un cuerpo metálico, un recipiente para el agua y una manguera flexible con una boquilla usada para fumar tabaco.
La hookah o pipa de agua consta de un cabezal, un cuerpo metálico, un recipiente para el agua y una manguera flexible con una boquilla usada para fumar tabaco.
¿QUÉ DICEN LAS ESTADÍSTICAS?
El doctor Núñez asegura que tanto como los cigarrillos electrónicos como la hookah son nocivos para la salud. Asegura que a nivel internacional, específicamente en Estados Unidos, la prevalencia del consumo de cigarrillo electrónico se ha duplicado entre los años 2013 y 2014 entre los jóvenes de 18 a 24 años de edad y entre los escolares el aumento ha sido del 1.5 % al 16 % entre 2011 y 2015.
Con respecto a la hookah, en Europa, de acuerdo al Eurobarómetro del 2017, uno de cada tres europeos entre 15 y 28 años (28 %) afirma haber probado fumar alguna vez y en general el 13 % se declara fumador. En Estados Unidos el 18.8 % de los encuestados en el estudio Monitoring the Future, declaró que había fumado hookah el año anterior, mientras que el 7.2 % hace uso sostenido de esta forma de fumar.
CAMPAÑAS PARA EDUCAR Y POLÍTICAS DE SALUD
“Debemos concienciar sobre este problema de salud pública y adherirnos al convenio Marco de la OMS para el control del tabaco. Según la OMS, en el 2020 el 69 % de la población mundial aplica como mínimo una medida en su más alto nivel”, dice el especialista, quien aboga por el desarrollo de políticas de salud para evitar el consumo del tabaco y sus derivados.