“La solución es instalar un sistema de drenaje”, añadió.
Resaltó que el inconveniente que desencadenó el desplome y la tragedia se debió a que no existe un sistema de drenaje, el cual brilla por su ausencia en muchas zonas del Gran Santo Domingo. Hizo énfasis en que en el área de construcción hay roca pura, por lo tanto, el muro colapsado no era de contención.
“En esa estructura se consideró un porcentaje de suelo, un porcentaje de roca y presión de agua, pero no para esa presión de agua que hubo ahí. Eso no estaba diseñado para eso”, comunicó el experto a la prensa.
Dijo que «el agua se metió entre la pared y la roca».
Refiriéndose a la crisis ocurrida en 1999, García explicó que “en Miraflores (un sector cercano) hay una cañada que nadie le ha estudiado, abrieron y hubo un chorro de agua que el tubo llegaba a la pared frente al Lina, en la parte norte y fallaron los muros”.
“La solución es instalar un sistema de drenaje”, añadió.
El experto continuó diciendo que muchas personas han opinado sobre el tema sin tener conocimiento sobre el mismo, usando conceptos que no son propios y que guardan relación a la estructura colapsada.
“Eso no es un muro de contención, eso es un muro de entorno”, agregó.
Realizó la comparación con el diseño hecho al puente peatonal ubicado en la avenida Núñez de Cáceres, detallando que este sí tiene una estructura metálica, acompañado de muros de contención y, por ende, tiene mayor resistencia debido a su terreno arcilloso, el cual no afecta a la presión del agua, ni tampoco a la presión del paso de los vehículos.
Al hacer otra comparación, Reginald enfatizó: “el puente de separación de rasante de la Tiradentes con 27 es el mismo sistema y no ha fallado. Fue por el drenaje. Debió irse todo si fuera una falla estructural, fue una falla de drenaje por la presión”.
Pero, establece también que la estructura que sufrió el desplome fue un “over”, al referirse a un “push over”, el cual se define como un método de análisis de estructuras empleado para la evaluación de la capacidad y el comportamiento que tiene la resistencia de una edificación ante las cargas laterales, tales como los sismos.
El experto señaló que: “Yo lo diseñé como un over y así la constructora lo definieron”.
El ingeniero se desliga de toda responsabilidad al indicar que si el colapso hubiese formado parte de una falla en la estructura, entonces todo se habría desplomado y no solo la mitad, como ocurrió.
Asimismo, expresó que no estuvo involucrado en la supervisión de la obra cuando sucedió la primera fisura en 1999. Por esta razón, no puede explicar si hubo roturas o no en el sistema de drenaje pluvial, como se entiende que pasó; tampoco de si guarda relación a la construcción del carril del tren para el Metro de Santo Domingo.
“Generalmente el que diseña debe tener la supervisión de la obra, yo no sé, yo no tuve la supervisión”, finalizó diciendo.