Por Albin Cepeda
Ciudadanía RD Media

El colapso del techo de la legendaria discoteca JetSet, en Santo Domingo, no es un simple accidente aislado. Es la consecuencia predecible de varios factores que, combinados, representan el peor enemigo de cualquier estructura: vibraciones constantes, envejecimiento, daños previos y sobrepeso estructural.
Vibraciones: el enemigo invisible de las estructuras
En locales de entretenimiento como JetSet, donde durante décadas la música retumbó a niveles altísimos, las vibraciones producidas por el sonido no solo se sienten, sino que afectan directamente la estructura física del edificio.
Cada golpe de bajo, cada frecuencia grave, cada vibración, es una pequeña onda de energía que se transmite al concreto, al acero y a cualquier material sólido. Con el tiempo, esas ondas van generando microfisuras, debilitamiento de las uniones, desplazamientos imperceptibles y fatiga estructural.
El tiempo agrava el problema
A este desgaste silencioso hay que sumarle un elemento decisivo: el paso de los años. El edificio donde funcionaba JetSet no solo tenía varias décadas de antigüedad, sino que además había sido escenario de un incendio hace unos años, un evento que pudo haber comprometido gravemente la resistencia de sus materiales.
El fuego suele afectar de manera directa las propiedades del concreto y del acero. Incluso si las reparaciones posteriores fueron estéticas o parciales, el daño interno pudo quedar latente.
El peso extra que nadie ve… pero que las estructuras sí sienten
Como si fuera poco, al techo original de JetSet —un techo probablemente no diseñado para cargas adicionales— se le agregaron con los años:
• Unidades de aire acondicionado industrial.
• Dos plantas eléctricas.
• Varios transformadores eléctricos.
Todo eso representa toneladas de peso extra sobre una estructura ya debilitada por el tiempo, las vibraciones y un incendio previo.
Ese peso adicional, mal distribuido o mal soportado, termina acelerando el colapso de cualquier estructura, especialmente si no existe un plan riguroso de mantenimiento y evaluación estructural periódica.
La tormenta perfecta
Lo ocurrido en JetSet es un ejemplo claro de lo que en ingeniería se conoce como acumulación de factores de riesgo:
1. Antigüedad de la edificación.
2. Daños previos (como el incendio).
3. Vibraciones prolongadas por décadas.
4. Sobrecarga estructural no prevista.
5. Falta de supervisión técnica constante.
El resultado: un colapso que, más que un accidente, era una tragedia anunciada.
¿Qué nos enseña esto?
Las infraestructuras destinadas al entretenimiento masivo requieren un nivel de supervisión técnica y mantenimiento muy superior al promedio. No basta con que “nunca haya pasado nada” o que “siempre ha aguantado”.
En ingeniería, lo que no se ve es lo que más preocupa. Las estructuras hablan… pero lo hacen en un lenguaje que solo los especialistas saben escuchar.
El caso JetSet debe ser un llamado urgente para revisar no solo discotecas, sino también bares, estadios, centros de eventos y cualquier espacio que combine antigüedad, vibraciones y peso adicional.
Porque el sonido hace vibrar a la gente… pero también puede destruir un edificio.