Por Redacción
CRDmedia
La educación dominicana, ese eterno lienzo en blanco donde cada ministro llega con un pincel nuevo y promesas de colores vibrantes. Esta vez, el ministro Luis Miguel De Camps nos asegura que su misión es mejorar la calidad educativa, con un enfoque en la lectoescritura en la etapa inicial. ¡Qué sorpresa! Porque, claro, nunca antes habíamos escuchado algo similar. Pero, querido ministro, permítame recordarle algo: la educación no comienza con discursos, sino con los maestros. Sí, esos héroes anónimos que, con suerte, cuentan con más herramientas que un borrador y un marcador seco. Y cuando tienen acceso a dispositivos electrónicos, siempre hay un alumno curioso que les ayuda a encenderlos. ¡Un verdadero trabajo en equipo!
Esto no significa que no se hayan hecho esfuerzos considerables para mejorar esta situación, lo cual, por supuesto, aconsejamos continuar sin reparo alguno. Sin embargo, quizás en lugar de fortalecer la lectoescritura, deberíamos fortalecer a los formadores. Porque, como bien dice el refrán, “el que no tiene nada que enseñar, no enseña nada”. Y ahí radica el problema: maestros con métodos obsoletos y conocimientos tambaleantes. Así que, señor ministro, menos titulares para las redes sociales y más acción en las aulas. Porque, al final del día, un niño bien educado es un país mejor tallado.
El ajedrez geopolítico: Putin, Trump y el tablero global
Mientras tanto, en el tablero geopolítico, el dictador Vladimir Putin parece haber sacado su lado Bobby Fischer en una partida de ajedrez contra Donald Trump. ¿El resultado? Putin se lleva la reina, el caballo y hasta el tablero. Primero, lo hizo esperar (porque nada dice “dominancia” como un retraso estratégico). Luego, logró un respiro para sus refinerías, esas que están dejando un agujero más grande que el presupuesto de una escuela pública dominicana. Y, por último, sigue avanzando hacia Kiev como si estuviera jugando al “Monopoly” con propiedades ajenas. ¿Quién necesita peones cuando tienes un plan maestro?
La tragedia humana: el caso de Sudiksha Konanki
En un giro más sombrío, los padres de Sudiksha Konanki han solicitado que se declare a su hija como fallecida para iniciar su duelo. Una petición desgarradora que nos recuerda que, mientras algunos juegan al ajedrez con vidas humanas, otros enfrentan la realidad más cruda: la pérdida. En un mundo donde las promesas educativas se reciclan y los líderes globales juegan a ser estrategas, las tragedias personales nos devuelven a lo esencial: la humanidad.
Así que, entre discursos reciclados, partidas de ajedrez geopolítico y el dolor de una familia, nos queda reflexionar sobre qué tipo de sociedad queremos construir. Porque, al final, ya sea en el aula, en el tablero o en el corazón, lo que realmente importa es cómo jugamos nuestras piezas.
Author: Redacción
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