Decano Tribunal de la Rota: la Iglesia debe acercarse de forma auténtica, sin proselitismo

«Esta región está presente en mí y yo en ella»
Fotografía facilitada por el decano del Tribunal Apostólico de la Rota Romana, Alejandro Arellano Cedillo (d), saludando al Papa León XIV.

Toledo (EFE).- El decano del Tribunal Apostólico de la Rota Romana, Alejandro Arellano Cedillo, que este sábado recibirá la Medalla de Oro de Castilla-La Mancha, considera que la Iglesia debe acercarse a los católicos «de manera auténtica y sin una mentalidad proselitista».

Y para ello debe ofrecer «razones para creer y razones para esperar», al tiempo que subraya la «relación de estima y respeto recíprocos» que estableció con el papa Francisco.

Lo ha señalado a la Agencia EFE, en un cuestionario, antes de recibir el reconocimiento del Gobierno de Castilla-La Mancha por su «ejemplar trayectoria al servicio de la justicia eclesiástica y su valiosa aportación al fortalecimiento del derecho en el seno de la Iglesia».

Alejandro Arellano Cedillo (Olías del Rey -Toledo-, 1962) ha ejercido como juez diocesano en varias diócesis españolas, fue ordenado obispo en 2023 y actualmente es decano del Tribunal de la Rota Romana y presidente del Tribunal de la Corte de Apelación del Estado de la Ciudad del Vaticano.

Valora la concesión de la Medalla de Oro como «un gran honor, inmerecido, y un signo del reconocimiento de Castilla-La Mancha al servicio que presto a la Iglesia a través de la administración de la justicia» y explica que acude a su memoria «la emoción de sentirme parte de una tierra a la que estoy íntimamente unido desde niño por vínculos profundos de afecto y de fe compartida».

«Esta región está presente en mí y yo en ella»

De hecho, añade que su vida está marcada por «el recuerdo de una relación con la belleza y sobriedad de nuestra tierra» y la influencia sobre él de «la hospitalidad, el respeto a la tradición y la nobleza de sus gentes».

Y de su tierra de origen destaca que ahí recibió su «formación humana, cultural y espiritual» por lo que «de alguna manera, esta región se encuentra presente en mí y yo en ella».

A lo largo de los años, ha mantenido un contacto frecuente con Castilla-La Mancha, Toledo y Olías de Rey y opina que «ser parte de esta tierra no es un hecho ligado a una condición de coexistencia física o geográfica, sino más bien un profundo vínculo espiritual y moral que siempre me ha mantenido unido a esta realidad».

En el seminario de Toledo aprendió a «no temer a dialogar»

De sus años en el seminario de Toledo recuerda que le enseñaron «a no temer a dialogar o proclamar la fe en un contexto donde prevalece el ateísmo o el indiferentismo religioso, a ir con entusiasmo al encuentro de la gente».

Allí aprendió «a comprender y tomar conciencia de la complejidad de la cultura y del pensamiento contemporáneo».

En este contexto, ha indicado que la Iglesia debe acercarse a los católicos «de manera auténtica y sin una mentalidad proselitista, ofreciendo una invitación a la alegría y al horizonte de una vida plena de sentido, en lugar de imponer obligaciones».

Además, el decano del Tribunal de la Rota tiene claro que la Iglesia «no crece mediante el proselitismo, sino por atracción, ofreciendo a los hombres razones para creer y razones para esperar».

Toma las palabras que el papa Francisco pronunció en clausura del Sínodo de los Obispos: «No una Iglesia sentada, sino una Iglesia en pie. No una Iglesia muda, sino una Iglesia iluminada por Cristo que lleva la luz de Evangelio a los otros. No una Iglesia estática, sino una Iglesia misionera, que camina con el Señor en los senderos del mundo».

«Justicia e Iglesia están íntimamente unidas»

Monseñor Arellano Cedillo ha conocido a cuatro pontífices, aunque ha colaborado más estrechamente con Benedicto XVI, Francisco y ahora León XIV.

«El Papa Francisco, especialmente, ha sido un pilar fundamental en esta etapa de mi vida y de mi ministerio al servicio de la Iglesia universal, con él establecí una relación de estima y respeto recíprocos», indica.

Sobre su trabajo en el Tribunal Apostólico de la Rota Romana explica que «consiste en dirigir todas las actividades del Tribunal Apostólico en orden al bien supremo de la verdad, de la justicia y de la caridad».

Todo ello, desde la base de que el Tribunal de la Rota es la instancia superior en la Sede Apostólica para tutelar los derechos de los fieles en la Iglesia, velar por la unidad de la jurisprudencia y, a través de las sentencias y decretos, ser referencia y ayuda para los tribunales de toda la Iglesia.

También defiende que «justicia e Iglesia están íntimamente unidas» partiendo de que la Iglesia, como institución religiosa, está comprometida en promover la justicia como «valor central del Evangelio y un elemento fundamental para la construcción de una sociedad pacífica y humana» y ha valorado que «allí donde no hay justicia, no hay paz».

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Author: CRDMedia

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