Por Haivanjoe NG Cortiñas
Ciudadanía RD Media
El año 2024 concluyó, ofrece la ventaja que disponemos de datos observados y no estimados, pero cualquiera que sea el caso, la población generalmente está en desacuerdo con las informaciones oficiales que se publican, especialmente las que lo vinculan directamente y no es para menos, los relatos oficiales basados en datos generales tienen una narrativa opuesta al imaginario social que construye la gente a partir de su experiencia, especialmente cuando inciden aspectos estructurales que distorsionan los datos nacionales y los promedios, por aquello de las desigualdades económicas y sociales existentes, que hacen que un indicador no refleje necesariamente la realidad.
Comportamiento de la economía.
Sobre el empleo
La información oficial referida, dio cuenta en octubre de 2024 que la ocupación alcanzó los 5,029,347 trabajadores, quedando la desocupación abierta en un 5.3 % -la población que está disponible, busca empleo y no encuentra-; sin embargo, el empleo informal se situó en un 55.3 % del total, cuando a finales del año 2022 era de un 50.5 %, indicativo de que el aumento de la población ocupada se debe más al empleo informal y la gente no siente ese tipo ocupación como un empleo, porque no garantiza derechos laborales y sociales. Una muestra, en el Distrito Nacional, el gran Santo Domingo, Santiago y San Juan de la Maguana, al 2023 había registrado casi 45 mil motoconchistas, esas personas, aunque ocupadas, no consideran que están empleadas, solo que están trabajando por cuenta propia, sin tener seguridad social ni ingreso fijo garantizado. Esa razón los lleva a desaprobar las cifras oficiales de la tasa de empleo y desempleo, siendo uno de los casos de desconexión entre los datos oficiales y los de la gente.
Acerca del PIB
Otro de los datos que el imaginario social desaprueba es el del desempeño económico del país, expresado en el comportamiento del producto interno bruto (PIB). La tasa de crecimiento del PIB para el año que finalizó será entorno al 5.0 %, un resultado alineado a lo estimado y también a su potencial; no obstante, los dominicanos expresan que ese aumento del PIB no llegó a sus bolsillos, que la economía de su entorno familiar no está representada en los números oficiales. Ante un sofisticado método de cuentas nacionales que hace posible la métrica de la actividad económica del país, ¿puede tener fundamento la apreciación ciudadana, que llega hasta a descalificar el dato del PIB?, la respuesta inmediata seria si y tiene una explicación.
El PIB no es una medida de bienestar para la población, pero siempre será mejor que crezca a que se contraiga. Basado en un documento elaborado por la división de estadística de la CEPAL, que midió la desigualdad en dominicana, utilizando datos del impuesto sobre la renta, la encuesta de hogares del Banco Central y las cuentas nacionales, se diferencia del coeficiente de GINI,-nivel y tendencia de la desigualdad de ingresos-, calculado sobre la base de las encuestas de hogares, ofreció como resultado final un coeficiente de GINI más robusto en la distribución del ingreso, situándolo en 0.64 para el año 2019, una métrica de 20 puntos mayor que el GINI a partir solo de la encuesta de hogares, significativo de que una cantidad mayor de ciudadanos muestra una desigualdad más elevada, manteniéndolo al margen de la expansión del crecimiento económico o al menos, alcanzándolo en una menor cuantía.
La importancia de conocer cómo anda la desigualdad de la distribución de los ingresos, radica no solo en saber que el nivel de concentración del ingreso, muestra que un 10.0 % de la población recibe más ingresos monetarios que el 90.0 % restante, sino, además, que ese 90.0 % goza muy poco o no disfruta, cuando la economía crece en un 5.0 % en el año 2024, razón poderosa como para que los opinadores podamos entender que la desconexión y descalificación del crecimiento de la economía tiene fundamento y que la expansión del PIB, poco le importarle a la gente, por no representar una mejoría en la redistribución del ingreso.
Referente a la inflación
El movimiento de los precios de la economía dominicana del 2024 registró un valor de un 3.35 %, permitiendo tipificarla como un logro para la política monetaria, al situarla en un nivel que se encuentra dentro del rango meta de inflación e inferior a su punto medio, que corresponde a un 4.0 %. El hecho de que la tasa de inflación haya cumplido con la meta, no significa que los precios no crecieran, de hecho, aumentaron, solo que ocurrió con baja intensidad, agregándole al costo de la canasta básica familiar un monto de RD$ 1,499.
Pero resulta, que la carestía de los productos de hoy no se limita solo al incremento de su costo del año pasado (RD$1,499), sino que le suma los de los años anteriores. Si la calculamos desde enero de 2021 a diciembre de 2024, encontramos que el costo de la canasta básica nacional ha crecido en RD$ 8,958 en 4 años, aumento que la mayoría de los dominicanos no puede afrontarlo, porque sus ingresos monetarios no han crecido en igual monto, a pesar de que muchos se esfuerzan más.
La razón de la desconexión entre el dato oficial sobre la baja inflación de 2024 y la opinión de la gente en cuanto a que el costo de la vida es cada vez más alto, se debe a que la inflación le acontece lo que pasa a la edad de las personas, nadie cumple un año menos de vida, se cumple un año más, por lo que siempre tendremos más edad conforme pase ese tiempo. Para que el movimiento de los precios de un año no sume, sino que reste, tiene que producirse una deflación o una inflación negativa y eso no ha ocurrido en la economía dominicana, al menos en la base de datos histórico que se remonta al 1982.
Paralelamente, la gente no disfrutó de la reducción de la tasa de política monetario del Banco Central de 8.5 % junio 2023 a 6.0 % diciembre de 2024, porque la tasa de interés bancaria durante el 2024 fue en promedio de 15.3 %, más alta que en el 2023 (14.3 %) y 2022 (11.9 %), impactando negativamente en la disminución del crédito privado en 6.5 puntos porcentuales. El crédito privado creció en el 2023 en un 19.9 %; mientras que, en el 2024 se redujo a un 13.4 %.
Las desconexiones referidas implican un gran desafío al gobierno, afirmar que estamos bien no significa que la gente lo esté, más bien, cuando se le pregunta, dicen que están mal y otras lo expresan sin preguntárselo. Crecimiento del PIB no implica mejoría en los ingresos de la población, menor inflación, no dice que el precio de los alimentos baje y, que la ocupación suba por el empleo informal, no significa que la gente considere que está trabajando.