Madrid (EFE).- La abstención perjudica a la izquierda, Castilla y León es de derechas… La política y su manifestación más notoria, las elecciones, son caldo de cultivo de los tópicos. Unos son ciertos, otros una verdad a medias, y un buen número de ellos resultan directamente falsos, aunque se repitan como un mantra en cada cita con las urnas.
La abstención perjudica a la izquierda
Uno de esos tópicos que no se cumplen, o que se cumplen solo algunas veces, es que una alta abstención desmoviliza a la izquierda y favorece la conformación de mayorías de derechas.
Sí es cierto que las grandes victorias del PSOE, como la de Felipe González en 1982, o la de José Luis Rodríguez Zapatero en 2004, se produjeron en elecciones con una alta participación.
En 1982 la afluencia a las urnas fue del 79,97 por ciento de los votantes, la más alta alcanzada en democracia, mientras que en 2004, en aquellas elecciones marcadas por los atentados del 11M, fue del 75,66 por ciento.
Sin embargo, los comicios con la segunda mayor participación de la historia, con el 77,38 por ciento, fue la primera victoria de José María Aznar, en 1996.
En tiempos más recientes, Mariano Rajoy ganó las elecciones de 2011 con un 68,94 por ciento y repitió victoria en 2015 con el 69,67, en tanto que en 2016, cayó 66,48 por ciento.
Las primeros comicios con Pedro Sánchez a la cabeza, de abril de 2019, la participación volvió a subir hasta el 71,76, pero en la repetición electoral, en la que el candidato socialista volvió a ganar, cayó al 66,23 por ciento, la más baja de la serie histórica.
Desmontando algo el tópico, es en los momentos de cambio político cuando la participación se dispara, con independencia de si es hacia la izquierda o hacia la derecha.
El cinturón rojo se pasa al azul
Otro de esos tópicos que se repiten es el de la existencia de feudos electorales inexpugnables, esos graneros de votos que, en realidad, se han ido diluyendo poco a poco al tiempo que se desgastaba el bipartidismo.
Uno de estos feudos era el “cinturón rojo de Madrid” que tenía también su espejo en Barcelona en los municipios del área metropolitana de la ciudad condal.
En las últimas elecciones autonómicas, el PP de Isabel Díaz Ayuso ganó en todos los municipios de la Comunidad de Madrid salvo en dos, El Atazar, en el norte, y Fuentidueña de Tajo, al sur, en los que ganó el PSOE. Ninguno está en el cinturón rojo donde sistemáticamente el PP fue el partido más votado.
Ayuso fue también la más votada en los 21 distritos de la ciudad de Madrid, incluidos barrios obreros feudos teóricos del PSOE como Villaverde o Puente de Vallecas.
Sin embargo, ese dominio absoluto del azul en el mapa electoral es solo un espejismo, porque si se suman todos los partidos de izquierda en estas zonas siguen estando por delante de la derecha.
Por ejemplo, en Puente de Vallecas, la suma de Más Madrid, PSOE y Podemos-IU alcanzó el 61 por ciento de los votos, frente al 36,66 del PP, Vox y Cs.
Sin embargo, en Cataluña, el tópico del “cinturón rojo” de Barcelona sigue siendo válido en buena medida.
El predominio del PSC en el área metropolitana se traduce en el control de alcaldías de peso como L’Hospitalet de Llobregat, Santa Coloma de Gramenet, Cornellà, Sant Boi, Gavà, Viladecans o Sant Adrià del Besòs, mientras que los comunes mantienen El Prat y la propia Barcelona, con Ada Colau.
Del mismo modo, la Cataluña interior sigue siendo un bastión del independentismo, ERC y JxCat se reparten la mayoría de alcaldías, con excepciones puntuales como la “aldea gala” de Pontons, un municipio de la comarca de l’Alt Penedès gobernado históricamente por el PP.
La Margen Izquierda se hace de derechas
El “feudo” socialista de la Margen Izquierda de la ría del Nervión, en Vizcaya, se ha reducido únicamente a Portugalete, donde ha tenido siempre la alcaldía, aunque perdió las elecciones en 2011, mientras que el resto de municipios “obreros”, otro mito caído desde el cierre de la industria pesada en los años 80 y 90, son ahora coto del PNV.
Los nacionalistas gobiernan Barakaldo desde 2015, Sestao desde el 2011, Santurce desde 2007, Abanto desde 2003 y Trapagaran desde 2015, en la mayoría de los casos con una amplia diferencia, incluso llegando a triplicar en votos a los socialistas.
En realidad, el único bastión real que le queda al PSE en Vizcaya es Ermua, donde ha ganado con gran ventaja todas las elecciones desde 1979.
Esa caída de peso de la Margen Izquierda se nota incluso en el poder interno en el PSE-EE, donde estas agrupaciones han dejado de ser la “familia” más importante del partido en Euskadi, desplazadas por Guipúzcoa, Bilbao y Vitoria.
En “Fachadolid” gana el PSOE
Si hay un apelativo algo despectivo que ha acompañado a la ciudad de Valladolid ha sido el de “Fachadolid”. Un juego de palabras encaminado a etiquetar a la ciudad del Pisuerga como una urbe “de derechas”.
Un estereotipo que las urnas se han encargado de desmentir, pues son 27 los años de democracia que Valladolid ha estado gobernada por alcaldes socialistas.
Y es que al PP, que tiene a Castilla y León como uno de sus bastiones históricos, se le atragantan las capitales de esta comunidad.
De nueve capitales de Castilla y León, una sola alcaldía, la de Salamanca, es del PP. El PSOE ostenta las de Valladolid, Soria, Segovia y Burgos; IU ocupa Zamora; Ciudadanos, gracias a un acuerdo con el PP, gobierna en Palencia, y un partido de ámbito local, Por Ávila, lo hace en la capital abulense.
Unos tópicos “desmontados” que se verá si se mantienen o acaban definitivamente con las elecciones del próximo 28 de mayo.