¿Diplomacia o Circo? El Show de Alaska y la Rendición Silenciosa ante Rusia

 

Por Redacción
CRDmedia

Alaska: Cumbre Estratégica y Política Global
Putin y Trump en la base de la Fuerza Aérea Elmendorf-Richardson en Anchorage, Alaska. Fuente externa.

“Voy a hablar con la OTAN”  Con esa frase digna de una comedia política, se resume el encuentro sostenido ayer viernes en Alaska. Lo que debía ser una cumbre estratégica terminó siendo una escena digna de Saturday Night Live, con Estados Unidos entregando su dignidad en bandeja de plata ante la sombra imponente de la supremacía rusa.

La administración Biden, con su diplomacia de susurros, y la de Trump, con su diplomacia de gritos, parecen no entender que a un oso —y Rusia lo es— no se le convence con caricias. Se le persuade con fuerza, con determinación, con la capacidad real de hacerle temblar las patas. Pero claro, eso requiere algo más que discursos y simulacros.

Desde esta plataforma hemos insistido: si realmente quieren que Ucrania sea disuasiva, hay que armarla como un Estado moderno, no como un bufé de carne para el Kremlin. Lo que la OTAN ha hecho hasta ahora es jugar a la guerra, mientras Rusia juega a ganar. Y en ese juego, los ucranianos siguen pagando con sangre.

La guerra no terminará con comunicados diplomáticos ni con reuniones en climas fríos. Terminará cuando Ucrania represente una amenaza real, cuando el ejército ruso —ese gigante con pies de barro— reciba un golpe tan fuerte como el que propina. Hasta entonces, todo lo demás es teatro.

Y hablando de teatro, el presidente Trump parece estar ensayando para su audición al Nobel de la Paz. Su reunión en Alaska fue menos un acto de liderazgo y más un intento desesperado de vestirse de pacificador, mientras sus huellas están marcadas en los escombros de Gaza y las ruinas de Ucrania.

Las madres norcoreanas, rusas, israelíes, gazatíes y ucranianas no necesitan discursos. Necesitan respuestas. Y si alguna vez se escriben las memorias de esta era, muchas de ellas maldecirán los nombres de quienes, desde la comodidad del poder, jugaron con la vida de sus hijos como si fueran fichas de ajedrez.

Así que no, señor Trump, no basta con posar para la foto en Alaska. No basta con decir que quiere hablar con la OTAN. La paz no se consigue con gestos vacíos. Se construye con justicia, con coherencia, y con la valentía de enfrentar al oso sin disfrazarse de cordero.

 

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