
Pekín (EFE).- El ministro de Exteriores de China, Wang Yi, recibió anoche al nuevo embajador de EE.UU. en el país asiático, David Pound, a quien trasladó que Washington no está cumpliendo con el acuerdo comercial al que llegaron ambas potencias al imponer «medidas negativas» como las últimas restricciones sobre los chips.
«Tras las conversaciones económicas y comerciales de Ginebra, China ha aplicado con rigor el consenso alcanzado entre ambas partes. Lamentablemente, Estados Unidos ha introducido recientemente una serie de medidas negativas bajo argumentos infundados, socavando los derechos e intereses legítimos de China. Nos oponemos firmemente», afirmó Wang, según un comunicado de la Cancillería china.
Wang agregó que EE.UU. debe «encontrar un punto medio» y «adoptar con seriedad el consenso alcanzado por ambos jefes de Estado en una conversación telefónica en enero de este año, a fin de crear las condiciones necesarias para que las relaciones entre China y Estados Unidos retomen la senda correcta».
Asimismo, señaló que las relaciones chino-estadounidenses se encuentran «en un momento crucial» y que «el diálogo y la cooperación son la única opción correcta».
Por su parte, Pound señaló que «es fundamental» que los jefes de Estado de ambos países, Donald Trump y Xi Jinping, mantengan «intercambios positivos y constructivos», según el comunicado divulgado por las autoridades chinas.
La nueva tensión comercial entre EE.UU. y China
La conversación se produce en medio de especulaciones sobre una posible llamada telefónica entre ambos, aunque el portavoz de Exteriores chino Lin Jian aseguró el martes que «no tiene información» sobre esa posible conversación, sobre la que Washington ha depositado esperanzas para desbloquear la situación.
Pekín señaló este lunes a través de su Ministerio de Comercio que desde el pacto comercial sellado el 12 de mayo Washington ha adoptado nuevas medidas que «socavan gravemente» los compromisos que adquirieron.
Entre ellas figuran la suspensión de ventas de software de diseño de semiconductores, nuevos controles a la exportación de chips de inteligencia artificial y la reciente revocación de visados a estudiantes chinos, medida que China calificó como «discriminatoria».
Ambas potencias habían pactado una tregua arancelaria de tres meses por la que EE.UU. se comprometía a rebajar sus gravámenes del 145 % al 30 %, y China del 125 % al 10 % en un intento por abrir la puerta a un acuerdo más amplio.
Sin embargo, en los últimos días se han recrudecido las tensiones, con las nuevas restricciones impuestas por Washington y una caída de aproximadamente el 20 % en las importaciones estadounidenses de bienes chinos en abril.
El estancamiento del diálogo
El secretario del Tesoro, Scott Bessent, reconoció la semana pasada que las negociaciones están «estancadas» y apuntó que una llamada entre Trump y Xi podría desbloquear la situación.
Por su parte, el asesor económico de la Casa Blanca, Kevin Hassett, aseguró este domingo que aún no hay una conversación programada entre ambos líderes, aunque espera que los dos mandatarios puedan hablar sobre comercio esta semana entrante.

Las crecientes fricciones comerciales se suman a un ambiente de desconfianza política y estratégica, reflejado también en los recientes cruces de declaraciones durante el foro de seguridad Shangri-La celebrado en Singapur, donde el jefe del Pentágono acusó a China de querer alterar el equilibrio en Asia.