
Washington, (EFE).- La Cámara de Representantes de Estados Unidos fracasó este jueves por décima vez en su intento de elegir a su presidente, batiendo así el récord del último siglo que hasta ahora se había registrado en 1923, cuando fueron necesarias nueve rondas.
Más de diez congresistas republicanos rebeldes ya han votado en contra del candidato favorito del aparato del partido, Kevin McCarthy, en la votación que se está llevando a cabo, con lo que ya no alcanzará la mayoría necesaria para hacerse con el cargo.
El Partido Republicano volvió a nominar a Kevin McCarthy, a Byron Donalds y a Kevin Hern -estos dos últimos los candidatos alternativos presentados por los conservadores que se oponen a McCarthy-, mientras que el Partido Demócrata volvió a nominar a su líder en la Cámara Baja, Hakeem Jeffries.

Los ultraconservadores, agrupados en el Freedom Caucus, han bloqueado desde el martes la puesta en marcha de la 118 legislatura porque exigen a McCarthy facilitar las mociones de censura contra el presidente de la cámara y varias sillas en comités.
La nueva legislatura en la Cámara Baja no puede echar andar hasta que haya sido elegido su presidente y el reglamento solo contempla que se sucedan votaciones hasta que alguien sea elegido.
Durante las votaciones y en los recesos, muchos congresistas forman grupos, con caras largas y de cansancio, comentando la situación, que sigue inmóvil por tercer día consecutivo.
La última vez que se necesitó más de una votación para elegir al «speaker» fue hace exactamente un siglo.
En 1923, el presidente de la Cámara fue elegido en una novena votación, mientras que en 1869 se logró tras 60 votaciones, un proceso que se alargó durante dos meses.
El fracaso de McCarthy

Hasta el martes, McCarthy estaba llamado a convertirse en el próximo presidente de la cámara en sustitución de la demócrata Nancy Pelosi, después de que los conservadores recuperaran el control de este hemiciclo en los comicios de medio mandato de noviembre pasado.
Sin embargo, un grupo de veinte legisladores republicanos ultras le están aguando la fiesta al congresista por California.
El grupo de díscolos le acusa de no negociar con ellos los nombres para liderar los nuevos comités de la cámara ni de pactar nuevas reglas sobre el funcionamiento del órgano.
Hasta que no se elija un presidente de la cámara, la actividad legislativa del país permanecerá en pausa y los nuevos miembros no podrán jurar su cargo