EL CUBO-EL CUBIAO

 
Por Santiago Rafael Caba Abreu
Ciudadania RD Media

Es de dominio público la información que se ha regado como pólvora de que alguien se ha definido como «cubiao», en razón de que, supuestamente, se le hizo una promesa política en medio de la campaña electoral del proceso recién pasado.

Lo relativo a la denuncia me parece insólita, pero para entenderla se hace necesario saber qué significa el término «cubiao», porque de lo contrario se creería que se trata de un argumento para expresar una simple insatisfacción política.

Al investigar la definición del término empleado por el cubiao, nos encontramos que el mismo no existe en la Real Academia del Español, sin embargo, en la Republica Dominicana este término es de uso popular cuando, en el ejercicio del arte u oficio de la prostitución, una mujer trata por un precio tener relaciones íntimas con un hombre y éste, una vez concluye y satisface su apetito carnal, alza el vuelo y no paga el servicio a la dama del negocio. Se dice entonces que el Don le hizo un cubo o cubio a la Doña.

Al calcular ese valor dado al término referido, por el reclamo del Exmagistrado Madera Arias, hemos de colegir que él se pretende víctima de esa fórmula de expresión, es decir, fue saducido para tener una intimidad de naturaleza judicial y satisfacer a su seductor de una apetencia derivada de su competencia. Algo tan infrecuente, que ha ganado grandes titulares de la prensa criolla, tanto análoga como digital, destacándose un Twitter de Leonardo Jaquez donde expresa: «lo del Ex Magistrado Ramon Aristides Madera no tiene madre. No todo se dice», entre otras inmencionables apelativos.

Creo que el Dr. Madera tiene muy buena construcción académica, es un buen profesional y un fajador incansable, pero no se resiste ante cualesquier oportunidad de aspiración para alcanzar nuevos peldaños en su carrera y para obtener el reconocimiento a su personalidad. Parecería que procura de manera intensa satisfacer esa parte del ego que acompaña a todo ser humano en sus adentro, y que, en ese afán, se aleja de la prudencia que aconseja Baltazar Gracian en su obra «El arte de la prudencia», en la que el autor trata de inculcar principios al hombre para saber con quien aprender, como hacerse agradable en la conversación, para saber apartarse en algunas circunstancias de la vida, para saber adaptarse en algunos escenarios, para tener paciencia de espera, para negar hechos que resulten inapropiados revelar, y para prevarlese de los enemigos. Es un libro escrito en 1651, convertido en un manual para la enseñanza de la prudencia, con un contenido práctico de la sabiduría social.

Sí realmente alguien siente, con razón o sin ella, que fue cubiao debe guardarlo en su intimidad por prudencia, a fin de que los demás no se enteren del origen del cubo, porque en definitiva no proviene de un acto del cual nadie puede sentirse orgulloso.

 

Redacción
Author: Redacción

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