El Desafío de la Desigualdad: Una Mirada Crítica a la Sociología y la Realidad Socioeconómica de México

Por Jorge Iván Solano Reyes
Ciudadanía RD Media

El Desafío de la Desigualdad: Una Mirada Crítica a la Sociología y la Realidad Socioeconómica de México
Politólogo y Directivo de AC PROVEC

México, un país de contrastes tan intensos como persistentes, se encuentra hoy en una encrucijada socioeconómica que desafía los paradigmas tradicionales. Aunque en las últimas décadas se han registrado avances significativos en diversos ámbitos, la persistencia de profundas desigualdades sociales sigue siendo una herida abierta en el tejido nacional. Este artículo examina la complejidad de las clases sociales en México y, de manera particular, la crisis que vive la sociología mexicana, limitada para brindar soluciones sólidas frente al deterioro de las condiciones de vida y la merma del poder adquisitivo de los hogares.

La Estructura de Clases: Más Allá del Ingreso

La división de clases en México trasciende la mera dimensión del ingreso. Si bien el capital económico es un factor determinante, la estructura social está profundamente vinculada a elementos heredados: el capital cultural, el acceso a educación de calidad, las redes de contactos y la disponibilidad de oportunidades. La movilidad social ascendente, para la mayoría de la población, se asemeja más a una ilusión estadística que a una posibilidad real.

De acuerdo con investigaciones del Colegio de México (COLMEX), el Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY) y organismos como la OCDE, la probabilidad de que una persona nacida en un hogar de bajos ingresos alcance un nivel socioeconómico alto es mínima. Esta rigidez estructural se ha consolidado a lo largo de las generaciones, reproduciendo un ciclo intergeneracional de desigualdad y pobreza difícil de revertir.

En las zonas urbanas, la clase media —tradicionalmente considerada el motor de la economía nacional— enfrenta una erosión progresiva de su capacidad adquisitiva. El encarecimiento sostenido de la vivienda, la educación privada y los servicios de salud contrasta con el estancamiento salarial, generando lo que especialistas denominan una “precarización de la clase media”, caracterizada por su creciente vulnerabilidad ante crisis económicas.

En el otro extremo, las élites económicas, una minoría con acceso privilegiado a capital y poder político, concentran una proporción desmesurada de la riqueza nacional. Esta acumulación les otorga capacidad de incidencia en las decisiones estratégicas del país, perpetuando un modelo socioeconómico que reproduce y profundiza las brechas de desigualdad.

La Sociología Mexicana en la Encrucijada: Entre la Academia y la Realidad Social

En un país marcado por desigualdades estructurales profundas, resulta alarmante que la sociología mexicana, disciplina fundamental para comprender y transformar estas dinámicas, se encuentre sumida en una crisis de relevancia y pertinencia. Más que una cuestión de capacidad intelectual, el problema radica en una desconexión creciente entre la academia y las realidades sociales que pretende estudiar.

La sociología, en muchos casos, se ha encerrado en un laberinto de abstracciones teóricas y debates conceptuales alejados de la urgencia social que demanda respuestas concretas. Este distanciamiento no es fruto de la falta de compromiso de sus investigadores, sino de un sistema académico y político que no incentiva ni valora suficientemente la investigación aplicada ni las propuestas de transformación social.

Así, mientras las desigualdades se profundizan, la sociología mexicana corre el riesgo de convertirse en un discurso académico aislado, incapaz de incidir en las políticas públicas o en la mejora de las condiciones materiales de la población.

En un contexto de desigualdad estructural, la sociología mexicana enfrenta una crisis de pertinencia que va más allá del ámbito intelectual y se enmarca en tensiones entre la academia y las demandas sociales, influenciadas por el marco institucional del país.

El artículo 3° Constitucional obliga al Estado a ofrecer educación de calidad y orientada al desarrollo social; sin embargo, la sociología ha tenido dificultades para influir en políticas públicas que reduzcan desigualdades, reflejando una desconexión entre investigación y acción gubernamental.

Por otro lado, la Ley General de Ciencia, Tecnología e Innovación favorece la producción teórica sobre la aplicada, limitando el impacto social inmediato de los estudios sociológicos.

Así, la sociología mexicana debe superar esta brecha para contribuir efectivamente al diseño de políticas públicas que enfrenten la precarización y la falta de movilidad social, cumpliendo con el mandato constitucional de un desarrollo más inclusivo.

El Golpe a la Familia y la Cesta Básica

Es un problema sistémico que afecta a la mayoría de las familias mexicanas. El poder adquisitivo de los salarios se ha visto erosionado por la inflación y los altos precios de la cesta básica. Esta canasta de productos esenciales, que incluye alimentos, productos de higiene y servicios básicos, se ha vuelto cada vez más inalcanzable para un número creciente de hogares.

La rentabilidad familiar entendida como la capacidad de un hogar para cubrir sus necesidades básicas y aspirar a un futuro mejor está en declive. Las familias se ven obligadas a tomar decisiones difíciles: sacrificar la calidad nutricional por precios más bajos, reducir los gastos en educación o salud, o endeudarse para llegar a fin de mes. Este estrés económico constante tiene un impacto devastador en la salud mental y física de los mexicanos, y genera una desesperanza que puede alimentar la inestabilidad social y la violencia.

Un Llamado a la Acción y la Reinvención

Para revertir la situación, es crucial que se reconozca la interconexión entre la estructura de clases y la precarización económica.

  1. Fortalecer este papel: Es imperativo que el Estado y la sociedad civil reconozcan el valor de la sociología como herramienta para comprender y resolver problemas sociales. Esto implica mejorar los salarios de los sociólogos y financiar investigaciones que aborden directamente los desafíos del país, en lugar de financiar proyectos que se queden en el plano teórico. La academia debe ser incentivada a trabajar en conjunto con las comunidades, el gobierno y el sector privado para desarrollar soluciones prácticas.
  2. Políticas Públicas Enfocadas: Las políticas públicas deben ser diseñadas con un enfoque de equidad y no solo de crecimiento económico. Esto significa implementar salarios mínimos dignos que realmente cubran la cesta básica, promover la educación de calidad para todos y crear programas que fomenten la movilidad social.
  3. Fomentar el Diálogo: Es crucial fomentar un diálogo sincero entre todas las clases y sectores, superando polarizaciones para enfocarnos en un objetivo común: construir un México más justo y equitativo.

En conclusión, la desigualdad en México no es una fatalidad, sino el resultado de decisiones y estructuras que pueden ser cambiadas. La sociología, si logra superar su propia crisis y reconectarse con la realidad, tiene el potencial de ser una fuerza poderosa para el cambio. El futuro de México depende de nuestra capacidad para enfrentar estas verdades incómodas y trabajar juntos para construir una sociedad donde la dignidad y la oportunidad no sean privilegios, sino derechos universales.

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Author: CRDMedia

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