Por: Vinicio A. Castillo Samán
Ciudadanía RD Media
El candidato presidencial del PLD y alcalde de Santiago ha iniciado el año 2023 con la sorpresa de que el presidente de su partido PLD se reunió con el expresidente y líder importante del PRM, Hipólito Mejía, quien días atrás había planteado una alianza electoral PRM-PLD, y quien también había atacado duramente y de manera pública a Abel Martínez, al ganar consulta interna PLD.
La situación es más grave aun cuando se comprobó fue un asistente de Danilo Medina el que subió la foto del encuentro, lo que indica con claridad se quería fuera de conocimiento público.
El mayor afectado con la reunión Danilo-Hipólito y el fortalecimiento de la percepción pública de que hay conversaciones sobre un pacto electoral PRM-PLD es su candidato presidencial Abel Martínez. Y precisamente el sorpresivo golpe a su candidatura se produce en enero, iniciando el año en que está obligado a desplegar un gran esfuerzo para convertirse en la cabeza electoral de la oposición, que actualmente ocupa Leonel Fernández.
Con un posible pacto PLD-PRM aupado por Danilo, le será a Abel imposible situarse como el candidato presidencial puntero de oposición, que es en esta etapa fundamental para su carrera en busca de la presidencia.
El dilema que tendrá Abel es si tiene las agallas y arrojo político de liderazgo interno para frenar el laborantismo de Danilo, que desarrolla estrategia que choca con los intereses fundamentales del PLD en sus proyectos presidenciales y municipales.
Soy de los que cree que Danilo corre un alto riesgo de aislamiento interno si los peledeistas a todos los niveles lo identifican como un Caballo de Troya del PRM dentro del PLD. Eso puede fortalecer internamente a Abel, porque a los peledeistas, en un 99%, no les interesa apoyar al PRM en el 2024. Y las cosas que le pueda pedir Danilo al PRM para pactar no son de intereses partidarios.
En el PLD crece por primera vez un movimiento de cuestionamiento a Danilo Medina, que ya fuera del poder y sin poder volver, no infunde el temor partidario de los tiempos en que estaba en el Palacio Nacional.
El dilema de Abel está planteado: O se zapatea y alinea su tropa en una sola dirección, o corre el riesgo de disminuir en el electorado, por debajo del 10%, lo que lo alegraría, además de Danilo, a sus contendores internos que derrotó y siguen rumiando su fracaso.
Esperemos, pues, el desenlace del dilema de Abel.