En menos de tres años, el panorama en Cuba cambió. El Internet móvil fue el domingo 11 de julio el gran aliado de las protestas contra el Gobierno y no resulta extraño que su acceso haya sido interrumpido rápidamente.
Por /CRDM
La Habana (AFP)
“Todo lo que pasa en Cuba desde un tiempo hacia acá y lo que va a seguir pasando, porque evidentemente van a seguir sucediendo cosas, todo es a partir de Internet”, explica a la AFP Abraham Jiménez, periodista independiente y columnista del ‘Washington Post’.
El domingo, cuando los habitantes del pequeño pueblo de San Antonio de los Baños, a una treintena de kilómetros de La Habana, comenzaron a marchar al grito de “¡abajo la dictadura!”, esas imágenes fueron transmitidas en directo por Facebook.
Y se propagaron de inmediato. “De pronto, como la gente empezó a ver eso, (…) empezó a salir para las calles en el resto de las ciudades”, añade Jiménez. En pocas horas, unas 40 protestas se contaron en toda la isla y todas fueron ampliamente difundidas en las redes sociales.
Hace tres años, esas escenas hubiesen sido inimaginables.
Durante décadas Cuba fue uno de los países menos conectados del mundo y solo dejó entrar la red móvil sino hasta diciembre de 2018.
Para entonces, una minoría de los habitantes de la isla tenían Internet en sus hogares. El resto sólo podía conectarse en cibercafés o en parques wifi, con una tarifa por hora.
El éxito fue asombroso. De los 11,2 millones de habitantes que tiene la isla, 4,4 millones navegaban desde sus teléfonos a finales de 2020.
“Es una ventana hacia el mundo exterior”
Para el Gobierno comunista, mejorar la conectividad era una prioridad para modernizar el país. Ahora cualquier cubano puede desde su celular transferir dinero, pagar sus facturas o hacer compras en línea.
Pero también se abrió la Caja de Pandora.
“Es una ventana hacia el mundo exterior”, opina el sociólogo estadounidense Ted Henken, coautor del libro ‘La revolución digital en Cuba’.
Cuando “el Gobierno permitió la 3G fue una respuesta a la demanda ciudadana, y por supuesto una fuente clave de fondos debido a su monopolio (el del operador estatal Etecsa)”, añade.
“Pero ciertamente permitió una serie de movilizaciones, protestas y demandas que han aumentado todas en alcance” durante los últimos meses.
Noviembre de 2020 marcó un antes y un después. Durante 10 días, el contestatario movimiento San Isidro se atrincheró en una casa para reclamar la liberación de un rapero y transmitió su protesta vía Facebook, ganando una gran audiencia internacional.
Después de que fueran desalojados por la policía, unos 300 artistas se manifestaron el 27 de noviembre frente al Ministerio de Cultura, convocados por las redes sociales, para reclamar más libertad de expresión, algo inédito en la isla.
En abril, la imagen de un disidente alzando uno de sus brazos esposado ante una multitud, tras un intento de detención, se hizo viral en las redes.
“Cuba está despierta”
Finalmente, la semana pasada, la etiqueta #SOSCuba se multiplicó en las redes en reclamo de ayuda humanitaria para la isla, enfrentada a una doble crisis, económica y sanitaria, producto de la pandemia. Para algunos, este episodio fue el detonante de las manifestaciones del domingo.
“Pues sí, todo empezó en las redes sociales con un simple #SOSCuba”, comentó en Twitter el internauta Rafa.
“¿Aún creen que las redes sociales no sirven para nada? Somos la generación del telefonito, pero con el valor que le faltó a nuestros padres y abuelos”, apuntó.
En esa misma red social, Saily de Amarillo escribió: “No dejen de twittear, caballero, que el mundo sepa que #Cuba está despierta y que pide libertad”.
De su lado, el Gobierno atacó a los internautas que “describen una situación en las redes que no corresponde con la realidad”, y acusa a Estados Unidos de haber lanzado la campaña #SOSCuba.
“Emplazo a Twitter y al Gobierno norteamericano a que reconozcan o desmientan que operadores políticos utilizaron de manera activa etiquetas colectivas o grupos de robots, trolls (…) en esta operación contra Cuba”, dijo el canciller cubano, Bruno Rodríguez.
En los últimos días, numerosas cuentas desde el extranjero han publicado en las redes sociales imágenes de manifestaciones que no corresponden en absoluto a Cuba, constataron periodistas de la AFP.
Desde el domingo al mediodía, el Internet móvil quedó inaccesible en la isla, y continuaba interrumpido la noche del lunes.
“Interrumpir internet significa silenciar a las personas que protestan en Cuba”, denunció la ONG Access Now.