Por Lic. Edwin E. Feliz Brito
Abogado / MA Diplomacia y Servicio Consular
CRDmedia
El conflicto en Oriente Medio entre israelíes y palestinos ha perdurado durante décadas, causando sufrimiento humano inimaginable y dejando una huella indeleble en la región. Para comprender esta compleja historia, es esencial retroceder en el tiempo hasta finales del siglo XIX y explorar los eventos y factores clave que han contribuido a este conflicto de larga data.
En Europa, a fines del siglo XIX, surgió el movimiento sionista, cuyo objetivo principal era la creación de un Estado para los judíos de todo el mundo. Este movimiento nacionalista nació en respuesta al antisemitismo rampante en Europa y cobró fuerza, especialmente después del Holocausto durante la Segunda Guerra Mundial. La pregunta crucial era: ¿dónde debería establecerse este estado judío?
Si bien se consideraron varias ubicaciones, la tradición judía apuntaba a la Tierra de Israel, una franja de tierra entre el mar Mediterráneo y el valle del río Jordán. Sin embargo, esta región también tenía una profunda importancia religiosa tanto para musulmanes como para cristianos. En ese momento, Palestina formaba parte del Imperio Otomano y tenía una población mayoritariamente árabe.
La Primera Guerra Mundial cambió drásticamente la situación. Con el colapso del Imperio Otomano, Palestina cayó bajo el control británico. Fue en este momento que se emitió la Declaración Balfour, en la cual el gobierno británico expresó su apoyo a la creación de «un hogar nacional para el pueblo judío» en Palestina, con la condición de respetar los derechos de las comunidades no judías existentes.
En las décadas de los Veinte y Treinta, miles de judíos se trasladaron a Palestina, y después de la Segunda Guerra Mundial, la población judía en la región palestina superó a la población árabe. Esto provocó tensiones crecientes entre las dos comunidades.
En 1947, la ONU propuso un plan que preveía la creación de dos estados independientes: uno judío y otro árabe, con Jerusalén bajo un régimen especial. Aunque los israelíes aceptaron este plan, los árabes lo rechazaron, considerándolo una pérdida de territorio.
El 14 de mayo de 1948, David Ben-Gurion proclamó la creación del Estado de Israel. Al día siguiente, cinco países árabes vecinos declararon la guerra a Israel con el objetivo de su desaparición. Esta guerra marcó el inicio del conflicto árabe-israelí, que se resolvió en un año con la victoria de Israel y la ampliación de su territorio.
Sin embargo, dos consecuencias cruciales de esta guerra perduran hasta hoy. En primer lugar, el éxodo de aproximadamente 750,000 palestinos, conocido como Nakba, resultó en la creación de una población de refugiados que ahora supera los 5 millones. En segundo lugar, la división de Palestina en Cisjordania, que incluye Jerusalén Oriental, y la Franja de Gaza.
Este conflicto ha experimentado varios enfrentamientos a lo largo de los años, incluyendo la Guerra de los Seis Días en 1967, que llevó a la ocupación de Cisjordania y Gaza por parte de Israel. Finalmente, los Acuerdos de Camp David en 1978 marcaron el comienzo de una nueva fase en el conflicto, con la firma de tratados de paz entre Israel y Egipto y Jordania.
Este es solo el comienzo de una historia compleja y en constante evolución, que abordaremos en los siguientes artículos, incluyendo la cuestión de los asentamientos judíos y el conflicto en Jerusalén. El camino hacia la paz en Oriente Medio sigue siendo un desafío importante, pero comprender su historia es un paso fundamental en la búsqueda de soluciones duraderas.
Author: Redacción
Medio digital de comunicación de República Dominicana
