6.500 trabajadores habrían muerto en Catar desde la concesión de la Copa del Mundo en 2010.
¿Cuántos trabajadores han muerto en Catar antes del Mundial, especialmente en las obras? Esta delicada pregunta convertida en el centro de las críticas contra el emirato gasístico parece destinada a no tener nunca una respuesta precisa.
Una de las cifras que hizo correr mucha tinta es la avanzada por The Guardian en febrero de 2021, según la cual 6.500 trabajadores habrían muerto en Catar desde la concesión de la Copa del Mundo en 2010.
El rotativo británico, que trabajó sobre datos proporcionados por las autoridades de cinco países del sudeste asiático, explicó que “las actas de muerte” sobre la que se apoyó “no están clasificadas por profesión o lugar de trabajo”.
Pero, muchos medios occidentales simplificaron y tomaron esta cifra achacándola únicamente a las obras de los estadios del Mundial, accidentes, crisis cardíacas debido al calor o el cansancio, etc…
La Organización Internacional del Trabajo (OIT), presente en Doha desde 2018, lamentó en noviembre de 2021 que esa cifra se hubiera “reproducido ampliamente (…) sin incluir siempre el contexto (…) y atribuyendo a menudo estas muertes a la construcción de los sitios de la Copa del Mundo”.
– Deficiencia estadística –
Las autoridades cataríes desmienten rotundamente, hablan de “calumnias”, “racismo” y esgrimen ahora la amenaza de acciones judiciales. “Hemos tomado un amplio abanico de medidas (…) para mejorar la vida de todos los trabajadores en Catar”, arguye a AFP un responsable gubernamental. Según él, “queda trabajo por hacer”, pero “nadie puede legítimamente contestar que el Mundial ha acelerado el progreso en nuestro país”.
La Confederación Sindical Internacional, que negocia las reformas sociales con las autoridades, habla también de “progresos significativos” añadiendo que falta por hacer.
El Comité Supremo de la Organización del Mundial adelantó la cifra de tres muertos únicamente en las obras de infraestructuras directamente relacionadas con el torneo, en particular en los estadios. Este balance también fue mencionado por el presidente de la FIFA Gianni Infantino en mayo.
Ninguna ONG internacional de renombre ha recogido el dato de 6.500. Amnistía Internacional y Human Rights Watch (HRW) han pedido a la FIFA que cree unos fondos de indemnización para los trabajadores migrantes, sin dar un balance.
“Esta cifra se ha convertido en icónica porque responde a una pregunta a la que nadie puede responder”, estima Jean-Baptiste Guégan, docente y autor de la Geopolítica del Deporte.
Destacando la insuficiencia de los datos disponibles, la OIT ha documentado 50 accidentes laborales mortales en un año, en 2020, y 500 lesiones graves. “La mayor parte (de las víctimas) eran trabajadores inmigrantes de Bangladés, India y Nepal, principalmente de la construcción. Caídas y accidentes de tráfico son las principales causas de lesiones graves, seguidos por la caída de objetos en las obras”, según la OIT.
Una de las principales razones de esta vaguedad es, según fuentes entrevistadas por AFP, las deficiencias estadísticas en Catar.
Para la OIT, estas lagunas “hacen imposible establecer una cifra categórica”. Llaman a “aumentar los esfuerzos para investigar las lesiones o las muertes que puedan estar relacionadas con el trabajo, pero no están clasificadas como tales”.
– Calor extremo –
“Sin un termómetro, es imposible tomar la temperatura”, dice un sindicalista francés que ha visitado las obras de Catar en numerosas ocasiones. A modo de comparación, en 2019, el sector de la construcción en Francia registró 215 muertes. “Pero en un país con 20 veces más habitantes” que Catar, precisa una fuente cercana a las ONG internacionales.
Sin investigación sobre “las muertes de empleados, es difícil saber cuantos son muertos por el calor extremo, pero no hay duda sobre el hecho de que el asunto es extremadamente grave”, dice Steve Cockburn, director del Programa de Justicia Económica y Social de Amnistía Internacional.
“Que sea en las obras relacionadas con el Mundial o no, miles de muertes en la última década siguen sin explicación, y al menos cientos de ellas están probablemente relacionadas con condiciones de trabajo peligrosas”, añadió.
“Es muy fácil esconderse detrás de esta vaguedad. Aunque las autoridades cataríes no hayan premeditado estas lagunas, ahora son un escudo”, analiza una fuente cercana a ONG internacionales.
En octubre, en la cadena France 5, el periodista francés Quentin Müller, autor del libro “Los esclavos del hombre-petróleo”, apuntaba a un gran vacío: “No tenemos las estadísticas de los países africanos”, segunda región de origen de los trabajadores inmigrantes en Catar, donde los extranjeros suponen el 90% de los cerca de tres millones de habitantes.
Otro dato que falta, según él, son las muertes de los trabajadores que volvieron enfermos, especialmente por “problemas renales”, debido a la mala desalinización del agua suministrada a los trabajadores.