Por Juan Manuel Morel Pérez
Ciudadanía RD Media
De acuerdo a la Real Academia Española (RAE), la palabra “escalafón” tiene varias acepciones, y la más relevante en este contexto es: escalafón (del lat. scalāpho ‘grada’, ‘escalón’): Lista de los individuos de una corporación, una profesión, etc., clasificados según su grado, antigüedad, méritos u otra circunstancia.
En el contexto del tránsito hacia la institucionalidad que emerge del Estado constitucional y las buenas prácticas, es imperativo considerar la importancia del respeto al escalafón y la meritocracia en las fuerzas armadas y la Policía Nacional. Ambos cuerpos, fundamentales para la seguridad y soberanía de nuestro país, deben regirse por principios de justicia, equidad y transparencia en sus procesos de ascenso y asignación de funciones.
Promover a rangos superiores basándose más en las funciones temporales que ocupan, que en su mérito y antigüedad, es una práctica que no solo socava la moral y cohesión de la institución, sino que también genera descontento y sensación de injusticia entre los oficiales de mayor tiempo en las filas y el rango. Esta situación puede desencadenar un ambiente de desconfianza y rivalidad, afectando el trabajo en equipo y la eficiencia operativa de la institución. Además, los oficiales más jóvenes pueden percibir que las promociones no se basan en criterios justos, lo que podría desmotivarlos y llevarlos a buscar oportunidades fuera de la institución.
El escalafón debe ser respetado para asegurar que los oficiales con más tiempo de servicio y logros reconocidos sean adecuadamente promovidos. Ignorar la antigüedad y los méritos acumulados puede llevar a una disminución en la motivación y el compromiso de los miembros más experimentados, afectando la eficacia operativa de la institución. El respeto al escalafón también garantiza la continuidad de la experiencia y el conocimiento dentro de la institución, permitiendo que los oficiales más veteranos transmitan sus habilidades y lecciones aprendidas a las nuevas generaciones.
La creación de comités de evaluación y transparencia que supervisen los procesos de ascenso es una solución viable y necesaria. Estos comités, con el acompañamiento de la sociedad civil, deben basarse en criterios objetivos y claros. La transparencia en estos procesos no solo asegura justicia y equidad, sino que también fortalece la confianza y el compromiso de todos los miembros de estas instituciones. Involucrar a la sociedad civil en estos procesos también contribuye a fortalecer la relación entre la policía, las fuerzas armadas y la comunidad, promoviendo una imagen de integridad y responsabilidad pública.
Autores como Max Weber y su teoría de la burocracia resaltan la importancia de la jerarquía y el orden dentro de las instituciones, promoviendo la eficiencia y la equidad. Weber destaca que la asignación de funciones y ascensos debe basarse en méritos objetivos y no en relaciones personales o favoritismos.
Otro autor relevante, Peter Drucker, subraya la necesidad de reconocer y recompensar el talento y la dedicación de los individuos dentro de cualquier organización. Drucker argumenta que solo a través de un sistema justo y transparente se puede garantizar un desempeño óptimo y un ambiente de trabajo saludable.
Además, autores latinoamericanos como Gustavo Eduardo Ordóñez Martínez, en su trabajo sobre la seguridad nacional en América Latina, destacan la importancia de la transparencia y la equidad en las fuerzas de seguridad. Ordóñez Martínez argumenta que la militarización de las tareas internas debe ser cuidadosamente gestionada para evitar conflictos y garantizar la justicia dentro de las instituciones.
Una política de ascensos basada en el mérito puede tener un impacto positivo a largo plazo en la profesionalización de las fuerzas de seguridad y en la percepción pública de estas instituciones. Incrementa la motivación y asegura que los mejores talentos sean retenidos y promovidos.
El respeto al escalafón y la meritocracia son esenciales para mantener la justicia, la equidad y la eficiencia dentro de las fuerzas armadas y la Policía Nacional. Implementar sistemas transparentes y objetivos para el ascenso no solo fortalece estas instituciones, sino que también mejora la confianza y el compromiso de sus miembros.