Por Luis Holguín-Veras Martínez
Psicólogo y Activista Social

Las estadísticas pueden ser herramientas valiosas para interpretar la realidad, pero también pueden ser usadas para distorsionarla. Un ejemplo evidente lo constituyen los datos atribuidos a la Superintendencia de Pensiones (SIPEN), que fueron reseñados recientemente, en el que alardea sobre el crecimiento del número de pensiones otorgadas, destacando un supuesto “buen desempeño” del sistema de capitalización individual.
Sin embargo, al examinar más de cerca esta presentación de datos, salta a la vista un hecho alarmante: la SIPEN oculta indicadores fundamentales, como el monto promedio de las pensiones concedidas y su relación con el salario base de cotización de los beneficiarios. De esta manera, se omite intencionalmente la dimensión más importante del sistema: la capacidad real de que estas pensiones garanticen una vida digna a las personas pensionadas.
Uno se pregunta ¿Éxito para quién?
En primer lugar, la cantidad de pensiones otorgadas no es producto de una buena gestión, porque es un derecho que ejercen las personas afiliadas y no producto de una gestión de las AFP y mucho menos de la SIPEN. Lo interesante sería que la SIPEN publique qué proporción representa esa cantidad de pensiones con respecto al total de personas afiliadas en edad de pensionarse, con qué montos son pensionados y bajo cuáles términos, es decir si son pensiones vitalicias o temporales. Muchas personas afiliadas en edad de jubilarse, no piensan en hacerlo, porque con el monto de pensión que recibirían no podrían subsistir, además de que perderían el Seguro Familiar de Salud del Régimen Contributivo, porque le asignarían un Seguro inferior, similar al Subsidiado, aunque con algunas pequeñas mejoras en los servicios a que tiene derecho, pero igual, estos resultan insuficiente.
Además, el incremento en la cantidad de pensiones no puede interpretarse como un éxito si la mayoría de estas son insuficientes para cubrir las necesidades básicas de quienes las reciben. Los datos disponibles muestran que el monto promedio de las pensiones otorgadas bajo el régimen de capitalización individual no supera el 30 % del último salario del afiliado, lo que condena a miles de personas a vivir en condiciones de extrema precariedad.
Desde la realidad cotidiana de las personas pensionadas, el sistema de capitalización individual es un fracaso rotundo. En lugar de ofrecer seguridad económica en la vejez, este modelo empuja a los pensionados a la indigencia, deteriorando su calidad de vida y sumiéndolos en una situación penosa. Muchos de ellos deciden retrasar su retiro, conscientes de que la pensión que recibirán será insuficiente para sobrevivir dignamente, prefieren morir trabajando, que morir en la indigencia.
La realidad detrás del discurso es totalmente diferente. A pesar del uso de cómicos que desinforman en los medios de comunicación, así como de profesionales destacados que defienden el sistema de capitalización individual y a las AFP, como también a funcionarios del Sistema Dominicano de Seguridad Social que con cinismo afirman que “el Consejo Nacional de Seguridad Social no ha negado derechos a nadie”, cuando toda la población sabe cómo las normativas han sido manipuladas para adecuarla a los intereses de las AFP en perjuicio de las personas afiliadas, hasta el extremo de contradecir la Ley 87-01 y muchas más que son violentadas.
Mientras tanto, la SIPEN y la Asociación Dominicana de Administradoras de Fondos de Pensiones (ADAFP) intentan vender este modelo como un “éxito”, destacando únicamente el número de pensiones otorgadas sin ofrecer una mirada completa y honesta sobre el verdadero impacto de estas cifras.
Algunas preguntas que la SIPEN debería contestar son:
¿Por qué no presentan el porcentaje de pensionados que reciben montos por debajo del salario mínimo nacional?
¿Por qué no comparar el poder adquisitivo de un pensionado actual con el que tenía cuando estaba activo laboralmente?
Si el sistema de capitalización individual es tan exitoso ¿Porqué no se publica una lista de las personas pensionadas, con los datos de: el sueldo que devengaba y el monto de su pensión, así como la modalidad de la misma, en especial si es vitalicia o temporal.
Si el objetivo del sistema de pensiones es brindar seguridad y bienestar a las personas afiliadas, entonces la SIPEN debe asumir su responsabilidad y ofrecer estadísticas completas y transparentes, que permitan evaluar la sostenibilidad del sistema desde la perspectiva de las personas pensionadas.
De lo contrario, seguirán manipulando las cifras para perpetuar un modelo que, lejos de ser un éxito, se ha convertido en un mecanismo que sacrifica el bienestar de miles de personas en favor de intereses financieros.