El nuevo secretario del Tesoro británico Jeremy Hunt modificó completamente el plan económico del gobierno el lunes, dando marcha atrás a la mayoría de los recortes fiscales y planes de gastos que la nueva primera ministra Liz Truss anunció hace menos de un mes.
La medida generó nuevas interrogantes acerca de cuánto tiempo seguirá en el poder la atribulada gobernante británica, aunque ella insistió en que no planea renunciar.
Hunt dijo que desecharía “casi todos” los recortes fiscales de Truss, al igual que su principal política energética y su promesa de que no habría recortes al gasto público.
Aunque el hecho de que las políticas hayan sido revertidas apaciguó a los mercados financieros y ayudó a restaurar la credibilidad económica del gobierno, socavó aún más la autoridad de la primera ministra, la cual se está desmoronando rápidamente, y azuzó las exhortaciones para que renuncie antes de que el Partido Conservador, al cual pertenece, la obligue a hacerlo.
Truss declinó asistir a la Cámara de los Comunes para responder una pregunta sobre la economía de parte del líder de la oposición, y en su lugar envió a Penny Mordaunt, presidenta de ese recinto legislativo. Mordaunt rechazó la insinuación de un legislador de que Truss “estaba acobardada debajo de su escritorio” para evitar el escrutinio.
“La primera ministra no está debajo de un escritorio”, declaró Mordaunt, palabras que difícilmente inspirarán confianza en la gobernante que ascendió al poder apenas el mes pasado.
El portavoz de Truss indicó que la primera ministra y Hunt habían acordado los cambios económicos. Pero Hunt les dijo a los legisladores conservadores que Truss “le dio su completo apoyo para tomar decisiones difíciles”, insinuando que tiene mano libre para diseñar políticas.
Con Truss sentada en silencio a su lado, Hunt les dijo a los legisladores que cancelaría el plan de la primera ministra de reducir la tasa básica del impuesto sobre la renta en 1 punto porcentual y la mayoría de sus otras políticas económicas. En un mensaje emitido expresamente para tranquilizar a los mercados financieros, dijo que Gran Bretaña es “un país que financia sus promesas y paga sus deudas”.
“Y cuando eso es puesto en duda, como lo ha sido, el gobierno tomará las decisiones difíciles que sean necesarias para garantizar que haya confianza en nuestras finanzas nacionales”, declaró Hunt.
Hunt fue nombrado el viernes al puesto después de que Truss despidió a su predecesor Kwasi Kwarteng, que pasó menos de seis semanas en él. Hunt intenta restaurar la credibilidad del gobierno conservador de que mantiene políticas fiscales sólidas después de que Truss y Kwarteng presentaron un plan para efectuar recortes fiscales sin especificar cómo harían para obtener ese dinero.
Truss y Kwarteng anunciaron el 23 de septiembre los recortes fiscales no financiados por 45.000 millones de libras (50.000 millones de dólares), lo que de inmediato generó temor en los mercados financieros. El Banco de Inglaterra se vio obligado a intervenir para proteger los fondos de pensiones, que se vieron estrujados por la volatilidad en el mercado de bonos.