Los científicos han identificado por primera vez un gran número de genes asociados de manera fiable a la dislexia, un hallazgo que ayudará a comprender los procesos biológicos que hacen que algunos niños tengan dificultades para leer o deletrear.
Los investigadores han identificado 42 variantes genéticas, de las que, cerca de una tercera parte se habían relacionado anteriormente con la capacidad cognitiva general y el rendimiento educativo.
Los hallazgos forman parte del mayor estudio genético sobre la dislexia realizado hasta la fecha, cuyos resultados se han publicado este jueves en la revista Nature Genetics.
La investigación ha sido liderada por la Universidad de Edinburgh (Escocia) y se ha hecho en colaboración con científicos del Instituto Max Planck de Psicolingüística de los Países Bajos, el Instituto de Investigación Médica QIMR Berghofer de Australia y la empresa estadounidense 23andMe, Inc.
Se sabe que la dislexia es hereditaria, en parte debido a factores genéticos, pero hasta ahora se sabía poco sobre los genes que la provocan.
El estudio se llevó a cabo con más de 50.000 adultos con diagnóstico de dislexia y más de un millón de adultos sin ella.
Tras analizar la asociación entre millones de variantes genéticas con la dislexia, los autores encontraron 42 variantes significativas.
Algunas están asociadas a otras condiciones del neurodesarrollo, como el retraso del lenguaje, o a las habilidades de pensamiento y el rendimiento académico, pero otras muchas son nuevas y podrían estar asociadas más directamente con procesos clave para el aprendizaje de la lectura.
Muchos de los genes asociados a la dislexia también están asociados al trastorno por déficit de atención e hiperactividad.
Los investigadores afirman que utilizando la información genética de este estudio fueron capaces de predecir la capacidad de lectura y ortografía de niños y adultos de otros cuatro estudios de investigación, aunque no con la precisión necesaria para su uso diagnóstico.
Para la investigadora principal, Michelle Luciano, de la Universidad de Edimburgo, el estudio arroja luz sobre muchas cuestiones hasta ahora sin respuesta en torno a la dislexia.
“Nuestros resultados muestran que las diferencias genéticas comunes tienen efectos muy similares en niños y niñas, y que existe un vínculo genético entre la dislexia y la ambidestreza”, explica.
“Trabajos anteriores sugerían que algunas estructuras cerebrales podían estar alteradas en las personas con dislexia, pero no encontramos pruebas de que los genes lo expliquen“, asegura Luciano.
Además, advierte la investigadora, “nuestros resultados también sugieren que la dislexia está muy relacionada genéticamente con el rendimiento en las pruebas de lectura y ortografía, lo que refuerza la importancia de contar con pruebas estandarizadas para identificar la dislexia”.