Por José Ricardo Taveras Blanco
CRDmedia
He visto los principales ministros de exteriores de la Unión Europea que encabeza el señor Josep Borrell, especialmente a la hermosa Annalena Baerbock, y así como al gobierno de Joe Biden tratando de imponer al primer ministro Benjamín Netanyahu de Israel la famosa solución de dos Estados para la procurar una salida al drama Palestino-Isralí, vendiéndola como si se tratara de una panacea.
Son los dueños del mundo, viven imaginando ideas y se esmeran en olvidar el peso de la cultura en la construcción de las realidades de los países en los que pretenden implementarlas, muchos de ellos víctimas del padecimiento de una geografía de escritorio concebida por sus propios errores al repartirse el mundo después de la Segunda Guerra Mundial, de ahí el fracaso o el estancamiento de sus “soluciones”.
Hablar de dos Estado ignorando que el Medio Oriente está plagado de Estados fallidos o simplemente extraños comenzando por el propio Irán, que paralelo a su ejército creó un aparato político-militar que lo ha suplantado y desde el cual alimentan el desorden de las milicias que cohabitan con los Estados vecinos, observen:
Syria: Es un Estado y no tiene más que el control de Damasco y algo más porque los rusos se empeñaron en sostener el régimen de Bashar Al Assad, solos no lo habrían logrado.
Iraq, aun después de la invasión de USA, tampoco tiene control total de su territorio, un fracaso estrepitoso que ha llevado a occidente a añorar a Saddam Hussein.
Yemen, a pesar del empeño de Arabia Saudita está dividido, una de sus partes controlada por los hutíes que se han convertido en los porteros del Mar Rojo por encima de de los bombardeos del Reino Unido y Estados Unidos.
El Líbano, fuera de control total.
No hablemos de Somalia, nada que explicar.
Un poquito más allá se encuentra Pakistán, una “potencia” nuclear en la que cohabitan grupos paramilitares al margen del control del Estado, de ahí los recientes intercambios de bombardeos con Irán.
No es del área pero Libia es también otro buen ejemplo de Estado sin control de su territorio, ahora todos añoran a Gadafi, que como dice Pelegrín Castillo ( @pelegrinc ) su muerte significó el cambio de “un loco conocido por muchos locos por conocer”. La torpeza de Hillary Clinton ( @HillaryClinton ) y Barack Obama ( @BarackObama ) cuya diplomacia de boys scouts promovió la Primavera Árabe que se lo llevó de encuentro, hasta burlándose de su liquidación, ahora colocan a occidente en una situación en la que desearían clonarlo desde sus propios restos.
En fin, pedir una solución de dos Estado debe reconocerse como una salida justa y equitativa, sin embargo al mismo tiempo utópica frente a la realidad que nos da en la cara, la cual occidente se niega a comprender a cambio de enarbolar un discurso “políticamente correcto” pero muy probablemente ineficaz, destino facil de otear a corta a corta distancia por la gran cantidad de ejemplos que demuestran ostensiblemente que la existencia de un Estado no es una garantía de paz.