Lic. Jesus Batista Suriel. Diputado electo del Parlacen por la FNP.
La inspiración para escribir este artículo surge de la invitación que me realizó el Instituto Duartiano al Desayuno por la Patria, en conmemoración del 187 aniversario de la fundación de la Sociedad Patriótica Trinitaria y la vigésima tercera versión de este evento patriótico, que se celebrará el miércoles 16 de julio de 2025. Estaba compartiendo la mesa con varios amigos y, al lado de mi admirada y querida amiga, la Dra. Priyanka Rodríguez. Cuando se leía el nombre de los miembros de la sociedad secreta La Trinitaria y se mencionó el nombre de Juan Pablo Pina y su edad, 17 años, mi apreciada amiga Priyanka, con esa expresión que la caracteriza de amor por su patria, en voz entrecortada, pero llena de emoción y orgullo, expresó: “¡Guau, apenas un niño de 17 años!”.
Esas palabras de Priyanka resonaron en mi mente y en mi alma. Tras ver a dos jóvenes interpretando temas relacionados con la actividad del día y los valores patrios, y observar la edad promedio de quienes estábamos en esa extraordinaria actividad, me di cuenta del poder que tiene la juventud en la construcción de nuestra identidad nacional. Ver a esas niñas cantar con tanto orgullo por su patria me motivó a escribir este artículo que a continuación comparto con todos ustedes.
El 16 de julio de 1838, un grupo de jóvenes patriotas, entre los que se encontraba Juan Pablo Pina, se unió para formar la Sociedad Secreta La Trinitaria. Con solo 17 años, Pina simbolizaba la valentía y el compromiso de una juventud dispuesta a luchar por la independencia de la República Dominicana. Este momento histórico nos recuerda la importancia de la juventud en la construcción de la República Dominicana. Hoy, más que nunca, necesitamos revivir ese espíritu en el Instituto Duartiano, donde la participación juvenil es esencial para garantizar un futuro sólido y comprometido con la libertad.
Los líderes de La Trinitaria, como Juan Pablo Duarte, demostraron que la juventud es capaz de marcar la diferencia. Duarte, con 25 años, lideró la lucha por la independencia dominicana. Su visión y determinación inspiraron a muchos, mostrando que la valentía, el compromiso y la entrega de esos jóvenes fueron la razón de su éxito. En este sentido, el Instituto Duartiano debe abrir sus puertas a las nuevas generaciones, brindándoles un espacio donde sus voces puedan ser escuchadas y sus ideas implementadas. Este cambio no solo revitalizará la institución, sino que también asegurará que los ideales patrióticos perduren en el tiempo.
Una medida clave para promover la inclusión juvenil es establecer una cuota específica en la dirección del Instituto. Esto permitiría que un número determinado de jóvenes asuma roles de liderazgo, asegurando que sus perspectivas frescas y creativas enriquezcan la misión del Instituto. La participación activa de los jóvenes en la toma de decisiones es fundamental para mantener la relevancia de la organización en un mundo en constante cambio. Al hacerlo, se fomenta un ambiente colaborativo que puede inspirar nuevas iniciativas y proyectos.
Sin embargo, la inclusión de jóvenes debe ser cuidadosamente gestionada. Es esencial que se establezcan criterios claros para la selección de aquellos que ocuparán posiciones dentro del Instituto. No podemos permitir que intereses ajenos a la causa patriótica se infiltren en nuestra organización. La integridad y los valores deben ser la base sobre la cual se construya esta nueva etapa, garantizando que el Instituto siga siendo un bastión de independencia y soberanía nacional.
La valentía de jóvenes como Juan Pablo Pina es un recordatorio de que la lucha por la libertad requiere compromiso y sacrificio. Al promover la participación activa de los jóvenes en el Instituto Duartiano, honramos la memoria de aquellos que lucharon por nuestra independencia. Este acto no solo es un reconocimiento a su legado, sino también una inversión en el futuro de nuestra nación. La historia nos enseña que el camino hacia la libertad fue forjado por las acciones de quienes se atreven a soñar y actuar.
Es urgente que los directivos del Instituto tomen medidas para facilitar la inclusión de jóvenes en su institución. Esto no es solo una cuestión de modernización, sino una responsabilidad moral. La historia de Duarte y sus compañeros debe servir como guía en nuestro presente, recordándonos que la independencia que disfrutamos hoy fue el resultado del sacrificio de una juventud valiente. La necesidad de un relevo generacional es crítica para asegurar que los ideales de La Trinitaria continúen vivos.
El Instituto Duartiano debe ser un espacio no solo de reflexión, sino también de acción. Es fundamental que se promuevan actividades que involucren a la juventud en proyectos de investigación, educación y difusión de la historia dominicana. Al hacerlo, se contribuirá a formar una ciudadanía consciente y comprometida, lista para enfrentar los retos del futuro. La educación es clave para garantizar que los valores de Duarte y los ideales de La Trinitaria sean transmitidos a las nuevas generaciones.
Al mirar hacia el futuro del Instituto Duartiano, queda claro que la juventud es el motor del cambio. La historia nos ha mostrado que los jóvenes son capaces de llevar a cabo grandes transformaciones. Integrar a más jóvenes en la dirección del Instituto no solo asegurará su relevancia, sino también su supervivencia. La esencia de nuestra independencia debe ser preservada y promovida por aquellos que, como Juan Pablo Pina, representan el futuro de nuestra nación.
La invitación está hecha a mi apreciado amigo, el Dr. Wilson Gómez, y a todos los miembros del Instituto Duartiano y a la sociedad dominicana: trabajemos juntos para construir un espacio que refleje la energía y diversidad de nuestra juventud. A través de esta colaboración, aseguraremos que los valores patrios sigan vivos por los siglos de los siglos, garantizando que la lucha por la independencia y la soberanía de nuestra nación no se detenga. La historia nos llama a actuar y a ser dignos herederos de un legado que nos pertenece a todos.