Por Dr. José Miguel Vidal
Ciudadania RD Media
Un día como hoy en el año de 1962 se cometió uno de los episodios más crueles, vergonzosos y salvajes de la historia reciente de la República Dominica.
Tropas policiales al mando del Coronel Francisco Alberto Camaño Deño, masacraron, a sangre fría, a más de 400 indefensos campesinos adoradores del culto al Dios Liborio Mateo. Un curandero asesinado en 1918 por las tropas interventoras del los Estados Unidos de America.
Remanentes del Liborismo dirigido por los mellizos Plinio y Leon Remigio Rodriguez, se habían establecido en Palmasola un pueblito pertenecientes al Municipio de la Mata de Farfán en la Provincia San Juan de la Maguana. En donde establecieron una comunidad religiosa con el fin de difundir las creencias del Dios Liborio, esperar el fin del mundo y la venida de su Dios a establecer un nuevo reino de paz, amor y confraternidad en la tierra.
El 20 de diciembre del 1962 había ganado las elecciones el profesor Juan Boch. El consejo de Estado que dirigía los destinos del país, cedió a las presiones de la Iglesia Católica y, antes de que las nuevas autoridades electas asumieran el poder, decidió poner fin al culto de Palmasola.
Para tan funesta empresa criminal eligieron al Coronel Francisco Alberto Camaño, hijo del General Fausto Camaño, uno de los jefes militares más afectos a Generalísimo Trujillo.
Con la asunción al poder del Profesor Juan Boch en 1963 y su promesa de campaña de “borrón y cuenta nueva”, ese horrendo crimen, de lesa humanidad, quedó impune, y hasta hoy la sociedad dominicana pretende olvidar ese pedazo de su historia.
Todos hemos sido complicarse al encubrir tan vergonzoso y criminar acontecimiento. Nadie quiere recordar el genocidio de Palmasola. Tal vez hay 28 de diciembre a 59 años de tan fatídico día, ningún periódico ni medio de comunicación se hará eco de tan execrable acontecimiento.
Pero desde la hoya del infierno, un recóndito y místico lugar ubicado en las entrañas de la Cordillera Central, se escucha la voz indomable de Papa Liborio gritar su poderoso mantra contra la injusticia y el olvido: !Salga el mal y entre el bien!