Por Haivanjoe NG Cortiñas
Ciudadanía RD Media
La economía dominicana durante los meses de febrero a mayo de 2020 registró una tasa de inflación negativa acumulada del orden de un 1.58 %, como una reacción de la conducta de los consumidores, que al producirse el cierre parcial de la economía y otras medidas que limitaban el tránsito de las personas, la demanda y el consumo personal se redujeron, provocando una caída de los precios.
A partir de la reapertura de la economía y la vuelta a la normalidad, los precios comenzaron a comportarse conforme a la dinámica de una mejor expresión del mercado, haciendo que la inflación iniciara un proceso ascendente que no se detuvo hasta muy entrado el año 2023. Fue entonces cuando en el año 2020, terminó cerrando con una inflación de un 5.5%, cuando desde junio registró una inflación de un 1.70 %, revirtiendo la tendencia de la inflación negativa de los 5 meses anteriores.
El incremento de los precios se mantuvo durante todo el 2021, el 2022 y buena parte del 2023, al registrar tasas de inflación de 8.50 %, 7.83 %, respectivamente y en el 2023 de un 4.35 % a octubre, nivel superior al centro de la meta de inflación del Banco Central, que es de un 4.0 %.
Fue durante ese entorno inflacionario de la economía, que los dominicanos comenzaron a conocer por prácticas de consumo a la reduflación, como fenómeno de los precios altos, que hace que los consumidores, ante la imposibilidad de poder hacer bajar los precios por cuenta propia, demandan e ingieren menos cantidad y también menor calidad de lo que consumen.
Es así que vemos, especialmente en los sectores de menores ingresos y clase media, que han visto crecer el costo de la canasta básica de alimentos desde agosto de 2020, que rondaba los 39 mil pesos y que ahora supera los 45 mil pesos, consumir menos cantidad, como es el caso de los tres golpes, en la que, en vez de comerse un plátano con dos ruedas de salami, dos huevos y dos pedazos de queso, ahora consume uno y medio, que se traduce en un plátano, un huevo, una lonja de salami y de queso, sin que esto implique que los consumidores estén a dieta.
Lo propio acontece con la calidad de lo que consumen en estos tiempos de inflación de los alimentos acumulada de un 35.0 %, los dominicanos, en vez de preparar los alimentos con aceite canela, lo preparan con aceite de soya, o, en vez de consumir jamón de alta o mediana calidad, reduce la misma con otro jamón de menor calidad.
El fenómeno de la reduflación, se ha constituido en el recurso de los dominicanos, sin importar su nivel de ingreso, para poder nivelar su presupuesto familiar a una nueva composición de la canasta de alimentos, en la que, el denominador común es la menor cantidad y calidad de los artículos alimenticios.
Este fenómeno también puede observarse en muchas empresas, las que como una forma de mantener fiel a sus clientes, reducen la cantidad y calidad de los productos que empacan, para que los consumidores puedan continuar adquiriéndolos.