La sordera laboral: un enemigo silencioso en las industrias del Perú y América Latina

 

Dr. Enrique Orihuela C.
Ciudadanía RD Media

Sordera laboral: riesgo oculto en industrias latinas
Médico Ocupacional – Gerente Médico en Clínica MEPSO y SERHAS Perú

Un problema de salud pública que pasa desapercibido

En el Perú y en gran parte de América Latina, miles de trabajadores están expuestos cada día a niveles de ruido que superan los límites permitidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y las normativas de seguridad industrial. Sin embargo, la pérdida auditiva inducida por ruido —conocida técnicamente como hipoacusia neurosensorial laboral— sigue siendo una de las enfermedades ocupacionales más subregistradas y menos comprendidas en el ámbito empresarial.

El silencio de este problema es literal y simbólico: la sordera laboral avanza lentamente, sin dolor, sin síntomas inmediatos, hasta convertirse en un daño irreversible. Desde la perspectiva de la salud pública, este trastorno no solo afecta la capacidad auditiva del trabajador, sino también su integración social, su desempeño familiar, su productividad y su bienestar psicológico.

La OMS estima que más de 1,000 millones de jóvenes y adultos están en riesgo de pérdida auditiva evitable, y que cerca del 16% de los casos de hipoacusia a nivel mundial son atribuibles a exposiciones ocupacionales. En sectores como minería, gas, petróleo y construcción, los trabajadores enfrentan ruidos constantes que superan los 90 a 100 decibelios, niveles que en una jornada típica de ocho horas pueden causar daños irreversibles a las células sensoriales del oído interno.

 

Ruido, químicos y tiempo: una combinación peligrosa

Como explica el Dr. Enrique Orihuela, médico ocupacional y gerente médico de Clínica MEPSO y SERHAS Perú, el riesgo auditivo no se limita al ruido.

“En los entornos industriales actuales no solo debemos hablar de ruido, sino también de exposiciones combinadas a agentes ototóxicos —como solventes, hidrocarburos, metales pesados y pesticidas— que potencian el daño sobre el oído interno. El trabajador minero, el obrero de construcción o el técnico en plantas de gas no está expuesto a un solo riesgo, sino a una mezcla sinérgica de factores que deterioran su salud auditiva con el tiempo.”

En el caso peruano, actividades como la trituración y molienda en minería, el uso de martillos neumáticos en construcción o la operación de compresores en refinerías, generan niveles de presión sonora por encima del umbral de riesgo permitido (85 dB(A) en promedio ponderado). Sin controles adecuados, cada jornada es una contribución silenciosa al deterioro auditivo progresivo.

A ello se suma la falta de cultura preventiva y la deficiente vigilancia médica periódica. Aunque la legislación peruana reconoce la hipoacusia como enfermedad ocupacional, el seguimiento y la notificación efectiva siguen siendo limitados. “En la práctica —añade el Dr. Orihuela— muchos casos no se reportan porque los trabajadores no asocian la pérdida auditiva a su entorno laboral o porque las empresas carecen de un programa de conservación auditiva estructurado”.

 

La sordera laboral como indicador de inequidad en salud

Desde la perspectiva de la salud pública, la pérdida auditiva laboral refleja brechas de equidad en el acceso a la prevención y a la atención médica especializada. Los trabajadores de zonas mineras y de construcción civil suelen laborar en condiciones precarias, con menor supervisión técnica y sin acceso regular a evaluaciones audiométricas.

En regiones como el Cerro de Pasco, Cusco o Moquegua, se ha documentado que más del 60% de los trabajadores expuestos a maquinaria pesada presentan algún grado de alteración auditiva, cifra que contrasta con la baja tasa de diagnósticos registrados oficialmente en los reportes de salud ocupacional. Este subregistro distorsiona la percepción del problema y limita la toma de decisiones a nivel gubernamental.

Además, el impacto trasciende el plano individual. La pérdida auditiva genera pérdidas económicas y sociales significativas, tanto por la reducción de productividad laboral como por los costos indirectos asociados a la discapacidad y la rehabilitación. La Organización Panamericana de la Salud (OPS) estima que la hipoacusia no tratada genera pérdidas globales anuales superiores a 980,000 millones de dólares en productividad, educación y costos de atención sanitaria.

 

De la audiometría a la acción: una responsabilidad compartida

El Dr. Orihuela sostiene que el abordaje de la salud auditiva debe pasar de la evaluación pasiva a la gestión activa del riesgo.

 “No basta con hacer audiometrías una vez al año. Necesitamos interpretar los datos, identificar los cambios tempranos, rediseñar procesos, reforzar la educación sanitaria y evaluar la eficacia real de los equipos de protección auditiva. La audiometría no debe verse como un trámite, sino como un indicador de gestión de la salud ocupacional.”

Un Programa de Conservación Auditiva (PCA) bien implementado debe incluir: Mapeo de ruido industrial (mediciones actualizadas por área o puesto de trabajo). Identificación de agentes ototóxicos y controles de exposición.

  • Selección, ajuste y verificación del uso del protector auditivo (fit testing).
  • Educación periódica en higiene auditiva.
  • Monitoreo anual de umbrales auditivos y registro digital de resultados.

Estas medidas son costo-efectivas y demuestran, además, un compromiso empresarial con la sostenibilidad humana. “Cada decibelio que se reduce en una planta industrial es una victoria silenciosa para la salud pública”, enfatiza el Dr. Orihuela.

El desafío latinoamericano: políticas integradas y evidencia regional

A nivel regional, países como Brasil, Colombia y México han avanzado en la normatización y registro de enfermedades auditivas ocupacionales, mientras que Perú, Ecuador, Bolivia y El Salvador aún enfrentan desafíos en la vigilancia epidemiológica, el control técnico del ruido y la fiscalización de programas auditivos.

La evidencia científica latinoamericana revela un patrón común: la pérdida auditiva es la segunda enfermedad ocupacional más frecuente, solo superada por los trastornos musculoesqueléticos. Sin embargo, la mayoría de las empresas carece de especialistas en audiología laboral y no dispone de indicadores de desempeño auditivo entre sus trabajadores.

Desde su experiencia en SERHAS Perú y Clínica MEPSO, el Dr. Orihuela resalta que la clave está en integrar la salud auditiva dentro de los sistemas de gestión de seguridad y salud ocupacional (SSOMA):

 “La hipoacusia ocupacional no debe tratarse como un problema aislado del oído, sino como un indicador global de exposición, gestión y cultura preventiva. Cada empresa debería contar con un plan de monitoreo continuo que integre la audiometría, la ingeniería acústica y la educación sanitaria de manera articulada.”

 

Un llamado a la acción desde la salud pública y la medicina ocupacional

La sordera laboral no distingue uniformes ni sectores: afecta a operadores, técnicos, ingenieros y contratistas por igual. Es, en esencia, una enfermedad del desarrollo industrial sin control. Su prevención requiere voluntad política, inversión empresarial y liderazgo médico.

En palabras del Dr. Enrique Orihuela:

 “El oído es la primera línea de alerta frente al riesgo. Cuando un trabajador pierde la capacidad de escuchar, también pierde parte de su seguridad, su comunicación y su dignidad laboral. La salud auditiva es un derecho humano y una obligación ética de toda organización que aspire a la excelencia en seguridad y salud ocupacional.”

Por ello, el especialista propone considerar la pérdida auditiva como un indicador centinela de salud pública laboral, cuya reducción debe ser un objetivo estratégico nacional.

Incorporar programas auditivos efectivos en las políticas públicas de salud ocupacional permitiría no solo reducir la carga de discapacidad, sino también fortalecer la cultura preventiva en la región.

 

Conclusión

La hipoacusia laboral es un problema que se puede prevenir, detectar y controlar. Sin embargo, requiere pasar del enfoque reactivo al preventivo, donde la ciencia médica, la gestión empresarial y las políticas públicas converjan en un mismo propósito: proteger la audición para proteger la vida laboral.

El Perú tiene la oportunidad de convertirse en referente latinoamericano en salud auditiva ocupacional si logra articular a sus instituciones, empresas y profesionales bajo un mismo eje: escuchar antes de que sea demasiado tarde.

Redacción
Author: Redacción

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