Por Redacción
CRDmedia
Los candidatos a las elecciones presidenciales de EE.UU., Kamala Harris y Donald Trump, llegan a los comicios de mañana empatados en las encuestas, y la incertidumbre se dilucidará en siete estados en disputa en los que estarán todas las miradas este martes. Harris aventaja en voto popular con un 48 % frente al 46,9 % de Trump, según el agregador de encuestas FiveThirtyEight, lo que pone a la demócrata 1,1 puntos por encima del republicano.
Cada uno de los 50 estados de EE.UU. reparte un número concreto de delegados. Si bien la mayoría de los estados tienen una tendencia clara de voto, hay siete considerados “bisagra” que podrían decantarse por cualquiera de los candidatos: Georgia, Carolina del Norte, Wisconsin, Míchigan, Pensilvania, Nevada y Arizona.
Para garantizar que las elecciones del 5 de noviembre se desarrollen de forma segura y proteger la integridad física de funcionarios electorales y votantes ante la posibilidad de episodios de violencia, los 50 estados del país han reforzado los centros de votación. Centenares de equipos de seguridad, drones, francotiradores, cristales y chalecos antibalas, y hasta un botón del pánico conectado con el número de emergencias, se encargarán de velar por el correcto desarrollo de la jornada y permitir que todo el mundo pueda ejercer su derecho al voto.
“Hemos aceptado que el miedo a la violencia se ha convertido en algo común. Los funcionarios electorales de todo el país están diciendo que necesitan estas medidas para sentirse seguros”, aseguró Claire Woodall, exdirectora ejecutiva de la Comisión Electoral de Milwaukee (Wisconsin), en un encuentro con periodistas sobre la seguridad en estas presidenciales.
Esta elección no solo refleja una sociedad estadounidense profundamente dividida, sino que también tiene implicaciones globales. Gran parte de las sociedades liberales del mundo dependen del resultado de estos comicios.
La estabilidad y el liderazgo de EE.UU. en el escenario internacional están en juego, y el impacto de esta elección se sentirá más allá de sus fronteras.
La tensión es palpable, y la nación se encuentra en un punto crítico. La decisión que tomen los votantes no solo determinará el futuro de EE.UU., sino que también influirá en el rumbo de las democracias liberales en todo el mundo. En este contexto, la seguridad y la integridad del proceso electoral son más importantes que nunca, y es esencial que todos los ciudadanos puedan ejercer su derecho al voto de manera libre y segura.