


Por otra parte, hay personas que viven discutiendo y quejándose por todo, pues me imagino que llevan su mundo interno entre truenos y relámpagos, en bruma, lloviendo, pero con calor, mirando solo el lado negativo de las cosas y complicando todo a su alrededor.
Haciendo el ejercicio de adentrarme en uno de mis mundos y detenerme en los detalles, recordé que en mayo del pasado año escribí Remedios para Cuidar el Alma y describí una ciudad especial, que podría ser el lugar donde se ubica esta habitación maravillosa que voy a presentar a continuación.
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Está ubicada en la ladera de alguna montaña en una isla griega. Una terraza circular techada con paredes y cortinas blancas, con ventanas casi en su totalidad para tener la vista del mar azul desde prácticamente todos los ángulos, muebles de colores claros y muy acolchados que cubren todo el espacio, adornados con muchos cojines con lindos y coloridos diseños bordados en estilo hindú, con borlas e hilos dorados. Algunas mesas de poco espacio porque en algún lugar hay que colocar la taza del café o la copa y las picaderas, además de algunos jarrones con flores. En alguna esquina y de manera discreta, una bocina que reproduce una suave música de jazz, o quizás algún ritmo folclórico de la zona. Los libros están en los muebles, son los invitados y acompañantes de este lugar maravilloso, lleno de paz, de relajación, de iluminación. Aún sigue estando en uno de mis mundos, en una fracción de mi cabeza que contiene elementos de esos que me representan, un refugio de sueños y felicidad.
Este ejercicio de imaginación me recuerda la canción Pájaros en la Cabeza, del cantante español Ismael Serrano, quizás no en el contexto que estoy compartiendo ahora, pero tiene esa referencia a los mundos que creamos en nuestra cabeza, ligado a los sueños, los deseos, quizás las frustraciones.
Me gustaría proponer que seamos conscientes de la posibilidad de esos mundos alternos y hagamos el ejercicio de crearlos de manera intencional, colocando todos los elementos que nos hacen feliz, que nos llenan de risas, de sueños, provocar al Universo para que quizás exista la posibilidad de que puedan ser sacados de la cabeza y convertidos a otra realidad.