No fue su discurso de campaña, pero en su primera rendición de cuenta el presidente de la República Dominicana, Luis Abinader, habló de los planes de construir una valla de 380 kilómetros en la frontera con Haití. Con esta iniciativa se busca solucionar los problemas de la inmigración ilegal, el tráfico de drogas, tráfico de armas y la salida de vehículos robados en dominicana que son llevados hacia Haití.
Actualmente la República de Haití se encuentra en una importante crisis política. Jovenel Moise, presidente haitiano, ha tenido que soportar protestas a diarios pidiendo su renuncia, protestas que han sobrepasado todos los grados de violencia. Debido a esta situación, la emigración hacia el territorio dominicano ha sido la única salida de los haitianos que lamentablemente no encuentran la forma de vivir en su país.
Un muro en la frontera no debe ser novedad, ya existen controles y vallas entre ambos países, pero esto no ha sido suficiente, al igual que la demanda de miles de dominicanos exigiendo la construcción del muro fronterizo para proteger su país del descontrol y la violencia que hoy se vive en la parte Oeste de la isla.
Tal parece necesario recordar a los críticos de este muro las grandes diferencias históricas y no subsanadas entre República Dominicana y Haití, las evidentes diferencias culturales entre ambas naciones y la muy notable discrepancia entre una economía y la otra. República Dominicana es un estado en vía de desarrollo, a pesar de la crisis que atraviesa como muchos otros por la pandemia, sin embargo, Haití es uno de los países más pobres del hemisferio occidental, con o sin pandemia.
Para algunos defensores de la desbordada inmigración haitiana, ahora el gran problema radica en el costo que asumirá el estado dominicano con la construcción de un muro en la frontera de ambas naciones, el cual estará equipado con una reja doble con sensores de movimiento, cámaras infrarrojas y sistemas de reconocimiento facial.
Al parecer no han tomado en cuenta el ahorro millonario en el sector salud, donde cada 12 minutos nace un hijo de haitiano, en un 95% ilegales. La cantidad de enfermedades que haces años estaban erradicadas y que han sido importadas masivamente desde el año 2010 después del terremoto de Haití. Tenemos registrado hasta la fecha más de 2 mil casos de lepra, un aumento en los índices del SIDA, malaria, y una gran cantidad de enfermedades en la piel, todas provenientes de Haití y que un muro en la frontera enfrentaría.
Como país soberano la República Dominicana tiene el derecho de proteger su frontera y sus ciudadanos, sin chantajes de racismo ni humanismo. Cada muro fronterizo tiene un contexto de creación, cada uno es un producto social e histórico y genera conductas sociales relacionales distintas. En el mundo existen 62 muros fronterizos entre países, ¿por qué solo atacar a República Dominicana?
Por.: Katherine Rodriguez