Montevideo (EFE).- Conscientes de que al no ver el dolor “con sus propios ojos” Latinoamérica puede preferir la inacción ante la guerra contra Ucrania, el activista ruso Kirill Martynov y el nobel Pavel Andreyev llaman a no ser “neutrales” y recuerdan que “la vida de la gente es el mayor valor”.
A lo que el brillo de la medalla conquista por los ojos, la mente reconoce que el valor de la pieza metálica nunca igualaría al de la concreción del intangible concepto que llamamos paz.
Es que, tanto para Martynov, ex editor del clausurado periódico Nóvaya Gazeta, cuyo editor en jefe Dmitry Muratov recibió en 2021 el Premio Nobel de la Paz, como para Andreyev, referente de la ONG Memorial, galardonada en 2022 con la medalla del Comité Noruego, el alto al fuego en Ucrania “urge hoy más que nunca”.
Imposible ser neutral en esta guerra
Así lo manifiesta en diálogo con EFE en el marco de su visita a Uruguay el exiliado -radicado en Letonia- periodista de la Nóvaya Gazeta, quien dice haberse sorprendido del entendimiento sobre el conflicto que hay en el país suramericano y reflexiona sobre si la región puede potenciarse como “aliada” contra la guerra.
“En el sentido pragmático sería difícil presionar a los gobiernos suramericanos y latinoamericanos a que apoyen abiertamente a Ucrania por motivos económicos, porque la región está lejos del campo de batalla, no vieron todo el dolor y los refugiados con sus propios ojos”, sostiene el editor.
En esa línea, asegura que quizás haga falta darles “más argumentos que les muestren que es imposible ser neutral”.
“Si no quieren que el siglo XXI sea una nueva era de guerras y violencia en todo el mundo tenemos que parar la agresión rusa ahora”, remarca, en tanto llama a no creer en la retórica “antiimperialista” con la que el Kremlin busca apoyo sobre todo de gobiernos “enemigos” de Estados Unidos, como el de Venezuela.
En una invitación de la Delegación de la Unión Europea para brindar una charla, Martynov y Andreyev acotan que Uruguay es un país “abierto” y ejemplar, pues supo “reconquistar su democracia”.
La historia y su doble filo
Creada en 1987 por activistas de derechos humanos en la Unión Soviética (URSS), Memorial se convirtió en la principal ONG defensora de derechos en Rusia: fundó un centro de documentación de las víctimas del estalinismo y recopiló información sobre los crímenes cometidos en las guerras de Chechenia.
Preguntado sobre qué enseñanzas hay que tomar de la historia en un presente signado por la guerra desatada contra Ucrania por el presidente ruso, Vladímir Putin, Andreyev señala que esta puede tener doble filo, pues “hablar de la historia se convirtió en uno de los argumentos de Putin para hacer lo que está haciendo”.
“Si estudiamos la historia la mejor lección que podemos aprender es que una decisión no puede se puede explicar por razones históricas”, apunta el integrante de la nobel ONG, liquidada por los tribunales rusos en diciembre de 2021 por crear “una imagen falsa de la URSS como Estado terrorista”.
Para Martynov, Putin ganó poder explotando las diversas aristas del “trauma” que la URSS marcó en la sociedad y persigue hoy una “criptocracia”, mientras que Andreyev subraya que el dinero “nunca valdrá más que las vidas”.
“Por supuesto que en la historia de cada nación encontramos cosas a favor o en contra de algunas ideas pero lo más importante es entender que la vida de la gente es el mayor valor y que no puede compararse con el de trabajar tierras o ganar dinero”, valora.
Y remata: “Para lo que estuvimos luchando todos estos años es para que la dignidad y las vidas de las personas sean lo más importante. No puedes usar a tu pueblo para atacar a otros o conquistar un lugar en la historia matando gente”.
No perder la esperanza
Tras un año de guerra con un saldo de ocho millones de refugiados repartidos por el resto de Europa y más de 8.000 fallecidos, el panorama es oscuro para los opositores a Putin.
Sin embargo, cuestionados sobre qué les da esperanza, los activistas encuentran sus motivos; para Andreyev uno es la brecha entre el Kremlin y la sociedad.
“Lo que ha pasado no tuvo el apoyo popular, la gente de Rusia no votó a favor de la guerra y creo que la mayoría no apoya lo que está sucediendo ahora”, estima quien dice ser un ferviente defensor de la esperanza, pues aún elige permanecer en su país y no exiliarse.
“La primera razón para tener esperanza es la valentía del pueblo ucraniano y la segunda es un montón de solidaridad que hemos recibido este año de distintas personas y organizaciones del mundo”, concluye Martynov, quien, en tanto docente, toma además aliento de los “jóvenes brillantes” de Rusia.