Madrid (EFE).- La televisión vuelve a acoger a una sola vuelta y en horario de máxima audiencia un debate cara a cara entre los dos principales candidatos a la presidencia del Gobierno para unas elecciones generales: Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo.
Han tenido que pasar ocho años para asistir a un cuerpo a cuerpo en la campaña de las generales. El último enfrentó al entonces presidente y líder de los populares, Mariano Rajoy, y al que era candidato de los socialistas, Pedro Sánchez.
El reto partió el pasado 5 de junio de este último, dispuesto a debatir, si Feijóo lo aceptaba, hasta en seis ocasiones, en las seis semanas que restaban hasta el 23J.
El expresidente gallego ha preferido jugárselo todo a una bala, sin margen de fallo porque no hay, como en otras ocasiones, posibilidad de enmendar errores en la vuelta.
Así que la televisión, en este caso el plató de Atresmedia, volverá a vestirse de gala para recibir a los dos ‘púgiles’, descartado el debate a tres con la líder de Sumar, Yolanda Díaz, que proponía Feijóo.
Pedro Sánchez se siente cómodo en este formato, que no cuajó en los dos comicios de 2019, y Feijóo tiene experiencia de su etapa al frente de la Xunta de Galicia.
Prueba de la importancia que el presidente del Gobierno le da a su cita en plató con el líder popular es que vació su agenda de mítines este primer fin de semana de campaña para prepararlo a fondo.
En esta ocasión los moderadores del debate, que comenzará a las 22 horas, serán Ana Pastor y Vicente Vallés.
González y Aznar
La primera vez en la que dos candidatos a presidente del Gobierno se enfrentaron en un debate televisivo fue en 1993, con Felipe González y José María Aznar como protagonistas.
Con una duración de más de dos horas, el primero de los debates se celebró en los estudios de Antena 3 y estuvo moderado por Manuel Campo Vidal, mientras que el segundo, en Tele-5, lo condujo Luis Mariñas.
Aznar, que abrió el primer debate, lo había preparado concienzudamente junto a su equipo de asesores políticos y de imagen.
Resultó vencedor según la mayoría de las encuestas.
Al lunes siguiente, los dos aspirantes se vieron las caras de nuevo. En esta ocasión, en un clima más tenso y crispado. Se lo llevó “a los puntos” el candidato socialista.
Zapatero y Rajoy
Los dos debates cara a cara entre José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy para las elecciones generales de 2008 fueron organizados por la Academia de Televisión. En ambos, las encuestas realizadas a posteriori dieron como vencedor al candidato socialista, con más ventaja en el segundo que en el primero.
La duración de cada debate fue de 90 minutos y sin pausas; el primero fue bronco y con un formato pactado y muy encorsetado, en el que se sucedieron casi sin interrupciones los monólogos de ambos.
De aquella retransmisión lo más recordado fue cuando el entonces líder de la oposición recurrió a la técnica del ‘storytelling’ para hablar de la que quedó para siempre bautizada como “la niña de Rajoy”.
El segundo debate tuvo una tónica similar al primero y fue moderado por Olga Viza.
Rajoy y Rubalcaba
Para las elecciones generales del 20 de noviembre de 2011, los candidatos de los dos partidos con mayor representación, Alfredo Pérez Rubalcaba y Mariano Rajoy, realizaron un sólo debate, el 7 de noviembre.
Presentado por Campo Vidal y con una duración de dos horas, el minuto más visto fue cuando Rubalcaba insistió en preguntarle a su oponente qué haría con el seguro de desempleo si era elegido presidente. Además del paro, la crisis económica que sufría España fue el otro gran tema protagonista.
Según distintos sondeos realizados para medios escritos, Rajoy fue el vencedor aunque a escasa distancia del aspirante socialista.
Rajoy y Sánchez
En las elecciones generales de 2015 el único cara a cara fue el celebrado el 14 de diciembre, de nuevo con Campo Vidal como moderador, y con Rajoy y Sánchez a ambos lados de la mesa.
Fue un debate bronco, donde se cruzaron acusaciones mutuas de mentir y que acabó con un “hasta aquí hemos llegado” de Rajoy.
Sánchez le había dicho antes que no era un persona decente y el entonces presidente le contestó tachándolo de ruin, mezquino y miserable.