Por Redacción
CRDmedia
En un giro inesperado de los acontecimientos en la carrera presidencial de los Estados Unidos de Norte América, el expresidente y candidato republicano Donald Trump ha decidido cambiar la Casa Blanca por el McDonald’s de Feasterville-Trevose, en Pensilvania. Con un delantal de tiras amarillas y una sonrisa que podría derretir un helado, Trump declaró: “Siempre quise trabajar en McDonald’s pero nunca lo hice”. Mientras alistaba una porción de papas fritas, confesó su amor por la sal y, en un acto de superstición, se echó un poco sobre el hombro. ¿Quién diría que el camino a la presidencia pasaba por la freidora?
Mientras tanto, en un mitin en apoyo a Trump, Elon Musk prometió regalar un millón de dólares cada día hasta las elecciones presidenciales del 5 de noviembre. La suma será entregada por el comité de acción política America PAC, creado por Musk, a los votantes de los estados pendulares que firmen su petición de apoyo a la Constitución de EE.UU. Parece que Musk ha encontrado una nueva forma de hacer campaña: ¡comprar votos al estilo de un país bananero ! ¡QUE VERGÜENZA!
En el otro lado del mundo, el alcalde de Seúl, Oh Se-hoon, ha pedido a Corea del Sur que mejore sus capacidades de defensa adquiriendo armas nucleares para contrarrestar las “constantes amenazas” de Corea del Norte. Las declaraciones surgieron después de que la Agencia Central de Noticias de Corea del Norte compartiera fotos del líder Kim Jong-un señalando un mapa de Seúl. Porque, claro, nada dice “buenos vecinos” como una amenaza nuclear.
En resumen, mientras Trump sirve papas fritas, Musk reparte millones y Seúl considera armas nucleares, el mundo sigue girando en su loca danza política.
Por cierto, nos alegra que el presidente Luis Abinader no le haya hecho caso a los hermanos pastores, quienes confesaron con la biblia debajo del brazo que el pueblo dominicano debe pagar sus impuesto de manera ALEGRE Y ENTUSIASTA. ¿Qué nos deparará el próximo capítulo? Solo el tiempo lo dirá, pero una cosa es segura: nunca hay un momento aburrido en la política global y local.