Contemplaba un conjunto de estrategias y programas de prevención, promoción, atención integral, rehabilitación e inclusión social de los pacientes, así como un conjunto de indicadores para medir las metas alcanzadas.
El Plan Nacional de Salud Mental 2019-2022, lanzado hace tres años, se quedó en un programa de buenas intenciones que, en lugar de cumplirse, experimentó preocupantes retrocesos en esa rama de la medicina.
El plan, elaborado por el Departamento de Salud Mental del Ministerio de Salud Pública con el apoyo de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), se puso en marcha el 16 de abril de 2019, basado en la descentralización de los servicios en esa área y en el respeto de los derechos humanos de las personas que padecen diversos trastornos mentales.
Contemplaba un conjunto de estrategias y programas de prevención, promoción, atención integral, rehabilitación e inclusión social de los pacientes, así como un conjunto de indicadores para medir las metas alcanzadas.
Se centraba en cuatro líneas estratégicas dirigidas a abordar el fortalecimiento de la rectoría y gestión técnica-administrativa, la promoción de la salud, la prevención de los trastornos mentales y el acceso a una atención integral y de calidad, a través de la descentralización con un enfoque comunitario.
Hoy, con ocasión de conmemorarse el Día Mundial de la Salud Mental, la pandemia del Covid-19 y el descuido de las actuales autoridades han colocado la salud mental en una situación tal, que algunos especialistas del área temen una vuelta a la etapa del manicomio del kilómetro 28 de la autopista Duarte, eliminado para dar paso a un Centro de Rehabilitación Psicosocial (CRPS), enfocado en la humanización de los servicios para pacientes mentales crónicos.
La meta de salud mental con enfoque comunitario experimentó un evidente traspiés con la crisis que afecta al Centro de Atención Sicosocial y Desarrollo Humano (RESIDE), donde incluso su director José López Mena fue cancelado, el 10 de septiembre pasado por denunciar el deterioro en los programas de asistencia.
Dos meses antes, personal del CRSP, ubicado donde funcionaba el antiguo manicomio, denunciaron también precariedades en los servicios.
Baja en camas
Cuando se puso en marcha el plan ya existían 10 unidades de intervención en crisis (UIC) para internamientos breves en diversos hospitales.
La meta era poner en funcionamiento otras seis en San Juan de la Maguana, Puerto Plata, San Pedro de Macorís, La Vega, Santo Domingo y Mao, Valverde.
La pasada gestión puso tres de esas UIC en servicio y quedaron pendientes la de Mao, San Pedro de Macorís y la ubicada en la Ciudad Sanitaria Luis Eduardo Aybar en el Distrito Nacional.
Pero no solo han quedado pendientes esas unidades, sino que las que estaban en servicio no han podido recuperar la totalidad de camas cedidas para asistir a pacientes durante la pandemia del Covid-19.
La atención con enfoque comunitario choca con el déficit de especialistas en las provincias, ya que cuando se puso en marcha el plan el país disponía de 617 profesionales de la conducta -150 psiquiatras y 467 psicólogos- para brindar servicios de salud mental, pero 396 estaban concentrados en el Gran Santo Domingo, equivalente al 85%. Esa realidad no ha podido revertirse.
Un objetivo pendiente es lograr que todas las Unidades de Atención Primaria (UNAP) tengan personal capacitado para brindar asistencia en salud mental.
Otros programas como viviendas tuteladas y protegidas, hogares de paso, inserción laboral de pacientes recuperados y grupos de familias, se quedaron en carpeta.
Todo eso agrava la necesidad de atención en salud mental porque el costo por ingreso, tratamiento, medicamentos y terapias en el sector médico privado, es prohibitivo para las familias de bajos ingresos y de clase media.
Salud mental en SOS
El psiquiatra José Miguel Gómez, en ocasión de la fecha, estimó que la salud mental en el país está en SOS por la falta de camas, profesionales de la conducta, atención especializada y servicios con enfoque comunitario, además de la baja inversión.
Citó también la necesidad de abrir centros especializados para tratar las adicciones, otra causa de trastornos mentales, pues solo existe uno en el hospital Francisco Moscoso Puello, pero sin capacidad de internamiento.
Lamentó que la salud mental continúe siendo la gran cenicienta del sector,pese a que las proyecciones en la etapa post pandemia es que el 30% de la población padezca en algún momento de su vida una condición de ese tipo.
“Yo espero que el presidente Luis Abinader y su esposa (Raquel Arbaje) tan preocupada por los enfermos mentales, puedan antes de un año cumplir las promesas en políticas de salud mental que necesita tanto el pueblo dominicano”, indicó el ex presidente de la Sociedad Dominicana de Psiquiatría.
SEPA MÁS
OMS y la fecha
La Organización Mundial de la Salud (OMS) y su regional OPS conmemoran la fecha con el lema“Atención de salud mental para todos: hagámosla realidad”, consciente de que la pandemia de Covid-19 ha agravado la situación de salud mental en las Américas, aumentando los nuevos casos de afecciones y empeorando las preexistentes.
Plantea que, en un mundo tan desigual, la pandemia también ha producido en la región interrupciones significativas en los servicios para trastornos mentales, neurológicos, uso de sustancias e ideas suicidas, que representan el 34% del total de años vividos con discapacidad.
“Ahora más que nunca, mientras la pandemia de COVID-19 destaca y profundiza las inequidades de larga data en la salud mental en la Región, es esencial que trabajemos para hacer que la atención de salud mental sea una realidad para todos”, indicó el organismo de Naciones Unidas.
Los trastornos mentales representan 14% de la carga total de enfermedad en América Latina y el Caribe, y casi 100,000 personas mueren por suicidio cada año en la Región.