Por Jeffrey Medina Rivas
Ciudadanía RD Media

En República Dominicana, hablar de seguridad y salud en el trabajo (SST) no debería reducirse a una obligación legal o a un mero cumplimiento de los Reglamentos 522-06 y R-032. La realidad es que invertir en prevención es una de las decisiones más rentables que puede tomar cualquier empresa.
Los datos lo confirman: según el Instituto Dominicano de Prevención y Protección de Riesgos Laborales (Idoppril), solo en 2024 se registraron 50,232 accidentes y enfermedades laborales, además de 249 muertes. Más de 31 mil de esas lesiones fueron incapacitantes, lo que significó suspensiones laborales, secuelas permanentes y una reducción directa de la productividad nacional. Estas cifras representan un golpe no solo para los trabajadores y sus familias, sino también para las empresas que enfrentan mayores costos médicos, demandas de compensación, rotación de personal y pérdida de eficiencia operativa.
A esto se suma el impacto de los accidentes de tránsito vinculados al trabajo y a la movilidad laboral. Durante la Semana Santa de 2025, por ejemplo, el Centro de Operaciones de Emergencias (COE) reportó 166 accidentes de tránsito, de los cuales 145 involucraron motocicletas y dejaron un saldo de 23 personas fallecidas. Muchas de estas víctimas eran trabajadores que utilizaban la motocicleta como medio principal de transporte. El costo humano es incalculable, pero el costo económico para empresas y Estado se traduce en indemnizaciones, pensiones y pérdida de capital humano en edades productivas.
La falta de prevención también golpea en otros frentes. Casos recientes como el colapso de la losa del centro de diversión Jet Set en abril de 2025 o las tragedias recurrentes durante la temporada ciclónica muestran cómo las deficiencias en gestión de riesgos terminan multiplicando pérdidas. Cada desastre deja al descubierto lo mismo: la improvisación cuesta vidas y millones. Por el contrario, empresas que han implementado planes de emergencia, brigadas entrenadas y sistemas de protección contra incendios han demostrado que un dólar invertido en prevención puede ahorrar cinco en pérdidas materiales y paradas de operación.
El sector empresarial que ha apostado por la prevención tiene hoy una ventaja competitiva clara. Compañías que han integrado la seguridad como parte de su estrategia de negocio no solo han reducido accidentes, también han fortalecido su reputación, mejorado la moral de sus trabajadores y ganado la confianza de clientes e inversionistas. Incluso la incorporación de nuevas tecnologías como la inteligencia artificial en programas de SST está permitiendo anticipar riesgos, ajustar condiciones de trabajo en tiempo real y capacitar con simulaciones seguras, generando ahorros y mejoras en productividad que superan con creces la inversión inicial.
Los números son contundentes: en República Dominicana muere un trabajador casi cada dos días, y miles más quedan lesionados de forma permanente. El país no puede seguir viéndolo como un costo inevitable del trabajo. Invertir en seguridad y salud laboral significa proteger la vida, reducir gastos, garantizar continuidad operativa y asegurar sostenibilidad.
La pregunta no es cuánto cuesta implementar la prevención, sino cuánto estamos perdiendo por no hacerlo.
