J.C. Malone
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Quienes vimos caer el Muro de Berlín y las Torres Gemelas de Nueva York, creíamos haberlo visto todo, pero faltaban izquierdistas y ultraderechistas unidos, haciendo causa común.
Hoy, los ultraderechistas-supremacistas blancos estadounidenses, y la izquierda latinoamericana defienden al líder ruso, Vladimir Putin, frente a los Estados Unidos.
Putin llega a los supremacistas blancos estadounidenses vía supremacistas blancos rusos del Movimiento Imperial Ruso (MIR), que hoy funciona como la “Santa Sede” del racismo mundial. Ellos producen toda la basura propagandística, o droga ideológica, que “inspira” a los supremacistas blancos del mundo.
Putin es el Alter Ego de la ultraderecha racista estadounidense y mundial; y el Avatar de las izquierdas latinoamericanas.
Para la izqueirda latinoamericana Putin encarna la disidencia mundial, es “el único líder que no está arrodillado ante el imperio, encarna la dignidad”.
Para la Iglesia Ortodoxa Rusa, Putin fue enviado por Dios, ilegalizó abortos, derechos reproductivos y la comunidad LGBTQ. Con eso sueña la derecha cristiana estadounidense.
Putin se acuesta con cristianos ortodoxos rusos, supremacistas blancos, ultraderechistas, e izquierdistas latinoamericanos en la misma cama, simultáneamente.
Edward Snowden, un ex agente de la CIA, reveló el espionaje masivo, luego huyó a Rusia, ¿por qué?
Snowden, un blanco del aparato de espionaje, hijo de un guardacostas y una empleada Federal, no es izquierdista.
¿Por qué huyó a Rusia?
Cuando Hillary Clinton acusó a Rusia de apoyar a Donald Trump, aludía a ese vínculo entre supremacistas blancos, pero su deshonestidad le impidió revelar el racismo que comparten.
Derechistas cristianos, ultraderechistas y supremacistas blancos estadounidenses tienen su propio Putin: Trump.
Trump está absolutamente dispuesto a convertirse en el Putin estadounidense si tiene la oportunidad, esa es su peligrosidad.
La física explica que los opuestos y paralelos se unen en el infinito, Putin une izquierdistas, derechistas, cristianos y racistas, ¿Putin es “el infinito”? Putin logra ponerse por encima de ideologías y dogmas para mantener el poder, es un auténtico pragmático.
Vivimos la era post-ideológica, los inconformes con el establishment, terminan con Trump, Putin, o algún otro líder autoritario que se presente como alternativa a nuestra democracia fallida.
Hoy los extremos se unen, y lo oculto se revela, ciertamente asistimos a una gran transformación política mundial.
Fuente: LISTIN DIARIO