El presidente ruso Vladimir Putin redobló el miércoles su apuesta en su problemática invasión de Ucrania con una declaratoria de ley marcial en las cuatro regiones que Rusia se anexó ilegalmente y preparativos dentro de su país para imponer nuevas restricciones y medidas represivas.
Los drásticos intentos de Putin por afianzar su control sobre los rusos y ucranianos siguen a una serie de humillantes reveses: dolorosas derrotas en el campo de batalla, actos de sabotaje y problemas con su movilización militar.
La orden de imponer una ley marcial desmiente los intentos del Kremlin de proyectar un regreso a la normalidad en las regiones anexadas. La realidad es que una administración militar ha reemplazado a los gobernantes civiles en la ciudad de Jersón, en el sur de Ucrania, y ya fue puesta en marcha una evacuación masiva en un momento en que se recrudece la contraofensiva ucraniana.
La batalla por Jersón, una ciudad con más de 250.000 habitantes con industrias clave y un puerto de importancia, es un momento crucial para Ucrania y Rusia de cara al invierno, donde el frente de batalla podría congelarse durante meses. Es la ciudad más grande que ha estado bajo control de Moscú desde que la guerra comenzó el 24 de febrero.
El hilillo de evacuaciones de la ciudad en los últimos días se ha convertido en un torrente. Funcionarios locales señalaron el miércoles que 5.000 personas ya han salido y se anticipa el éxodo de 60.000. La televisión estatal rusa mostró imágenes de residentes atestando las márgenes del río Dniéper, muchos de ellos con hijos pequeños, para cruzar en botes hacia el este y, a partir de ahí, adentrarse en territorio controlado por Rusia.
Al anunciar la ley marcial a partir del jueves, Putin le dijo a su Consejo de Seguridad: “Estamos trabajando para solucionar tareas muy complicadas a gran escala a fin de garantizar la seguridad de Rusia y un futuro a salvo”.
Putin enfrenta cada vez más presión por parte de una contraofensiva ucraniana que ha recuperado territorio, el sabotaje de un puente de gran importancia estratégica que une a Rusia con Crimea, asesinatos de funcionarios designados por el Kremlin en Jersón y errores que él mismo ha reconocido en su movilización parcial de soldados.
La declaratoria de ley marcial del mandatario ruso autoriza la creación de fuerzas de defensa civil; la posible imposición de toques de queda; restricciones al traslado y las concentraciones públicas; una censura más estricta y poderes policiales más amplios en Jersón y las otras regiones anexadas: Donetsk, Luhansk y Zaporiyia.
En un movimiento inquietante, Putin dejó abierta la posibilidad de que estas medidas restrictivas se extiendan a Rusia. Eso podría resultar en una mayor represión a la disidencia: la dispersión de protestas en contra de la guerra y el encarcelamiento de personas que hagan declaraciones o brinden información sobre el combate que difiera de la línea oficial.
La severidad de las nuevas restricciones dentro de Rusia depende de su proximidad a Ucrania, abarcando la libertad de movimiento y otras medidas de seguridad.
En la región de Jersón, las fuerzas ucranianas han obligado al repliegue de posiciones rusas en la margen occidental del río Dniéper. Al evacuar a los civiles y fortalecer sus posiciones en la principal ciudad de la región, que se encuentra de espaldas al río, las fuerzas rusas parecen esperar que las anchas y profundas aguas del Dniéper sirvan como una barrera natural para contener el avance ucraniano.
El Kremlin ha dicho que el movimiento de ucranianos hacia Rusia o territorio bajo su control es voluntario, pero en muchos casos no tienen otras rutas de escape ni otra opción.
Bajo la ley marcial, las autoridades pueden forzar evacuaciones. El director de seguridad nacional de Ucrania, Oleksiy Danilov, dijo en Twitter que la declaratoria de Putin es “un preparativo para la deportación masiva de la población ucraniana hacia las regiones deprimidas de Rusia para cambiar la composición étnica del territorio ocupado”.
Los reportes de deportaciones forzadas han circulado durante meses, y una investigación de The Associated Press reveló que las autoridades rusas deportaron a miles de niños ucranianos para que sean criados como rusos.
El ministerio del Exterior de Ucrania dijo que el decreto de Putin es ilegal, y señaló que forma parte de sus intentos para “privar a los habitantes de los territorios ucranianos ocupados temporalmente incluso de los derechos humanos básicos”.
Las autoridades rusas aprovecharon los temores sobre un ataque a Jersón, aparentemente con el fin de persuadir a los residentes a salir de la ciudad. Mensajes de texto advirtieron a la población sobre anticipados ataques de artillería, reportó la prensa estatal rusa.
Un residente contactado vía telefónica dijo haber visto vehículos militares que salían de la ciudad, a las autoridades designadas por Moscú que se apresuraban a cargar documentos en camiones, y a miles de personas haciendo fila para abordar transbordadores y autobuses.