Por Carmen Imbert Brugal
Ciudadanía RD Media

Es el momento de “tierras raras”. En cada esquina la pregunta y las respuestas, algunas atrabiliarias, otras divertidas. Desde la visita al país del secretario de estado de EUA, Marco Rubio y la declaración de cooperación para la búsqueda de ese tesoro que anida en el territorio, cónsono con el ethos criollo, no existe espacio ajeno a la teorización sobre las propiedades de los 17 elementos químicos de la tabla periódica. Muchos andan hurgando en maceteros y jardines con la esperanza de detectar algún asomo de ese imprescindible “soporte de la alta tecnología” puntal del desafío entre países amigos y enemigos de China y EUA.
El afán recuerda la fiebre del oro cuando los más osados e incautos usaban coladores rudimentarios para conseguir el metal en ríos y arroyuelos y los llenaban de cascajos y crustáceos. Y entre la ilusión y los índices de aceptación que exhibe el presidente otras rarezas asombran no tan promisorias.
En La Semanal del lunes pasado el mandatario, después de divulgar otro récord de su administración, otro “por primera vez” que atañe a la generación de energía renovable, comentó la jaqueca que producen las EDES. Esa tarde, de nuevo, fue izada la bandera fundacional del Cambio, con visos de extrañeza incomprensible. Más estilo de taller o seminario, la exposición con el relato de lo conseguido, durante cuatro años y seis meses, en la lucha contra la corrupción parece instructivo para aprendices.
Antes de la Rendición de Cuentas, que será el 27 de febrero, retoman la cruzada ética, al estilo Pilatos.
Después de convertir las revelaciones de supuestos “Crímenes y Delitos contra la Cosa Pública” en errores subsanables y rechazar las imputaciones que hace el rumor público- útiles solo para los adversarios- transformándolas en ministerios sin cartera, cargos en el exterior, Quevedo por Malpica y Malpica por Quevedo, confirmaron el envío de 47 denuncias a la Procuraduría Especializada de Persecución de la Corrupción Administrativa-PEPCA-.
La aseveración arriesga la malhadada independencia persecutora que pronto será ratificada. La excepción a la regla del desdén para las imputaciones correspondientes al funcionariado del Cambio, como si se tratara de ratificar el maleficio del número 13, fue el caso de la Lotería Nacional. Concluyó con la no culpabilidad de su principal acusado, debido a la insuficiencia de pruebas.
Ya nadie recuerda las asesorías ni los sacrificios sucesivos en el Ministerio de la Juventud. Los rumores se convierten en decretos que suspenden, trasladan y luego gratifican. La denuncia no contrarresta la impunidad, menos cuando desde el poder se preserva. Luce consigna de campaña el “Caiga quien Caiga” del presidente. Las caídas de sus pares tienen malla para proteger el descenso. Existe un reciclaje ético, a vista de ojos, que el apañamiento acalla, en época de complicidad e indiferencia. Las arengas motivan, enardecen, tienen eco y poco a poco se desvanecen.
¿Será que la PEPCA no entiende la señal, o no ha tenido motivación para evaluar las denuncias? El intento con el caso Intrant Transcore dejó exhausto al personal o quizás frustrado. Sin su trabajo el “Caiga quien Caiga” será retórica embaucadora.