Por Fladdy Cordero
Ciudadania RD Media
Llegó gritando sentimientos guardados por años, alboroto los espíritus y brotaron recuerdos escondidos. Era un ambiente explosivo. Todo parecía un sueño y de repente, sin esperar volvió a gritar…ahora solo dijo- egoísta y se fue, no pude ver el camino de su partida, fue tan rápido, solo dejó el eco de su voz y una amistad rota.
Noche calurosa, sin estrellas al parecer se huyendo del calor; yo, en cambio busco la paz debajo de las matas de mango y aguacate, herencia de mi madre en parte mía. Recuerdo con la rapidez que se fue y como relámpago sin luz aparece su mirada, su sonrisa, ella, la misma, sin ruido, serena. Paralizado, sin palabras miro fijamente, no puedo creer y entonces rompe el tiempo sin palabras y dice…no me ido, ni me voy estoy aquí para hacer de los anhelos y sueños y un montón de desvelos envueltos en caricias. Yo sin palabras para responder, solo respiré y al final, con una voz, que no era la mía, con sonido de vergüenza, dije iniciemos la velada…amiga y perdón por gritar que te había ido.
Debemos hablar -dije- ella respondió en voz quedo, por donde empezamos. Dime ¿dónde estuviste todos estos años? ¿ Por qué no me buscaste?. Ella sin levantar la cabeza respondió: el silencio tiene sus razones, es difícil aventurar una declaración, más, yo como mujer, sin conocer los sentimientos del otro. Ah entiendo!, solo a media, pues la mujer tiene derecho a declarar sus sentimientos. Una sonrisa tímida brotó y continué…yo, desde aquel octubre clave mi sentimiento en ti, pero pensé que una mujer bella como tú, o no tendría oído para mí y me acerqué y ahí si abrió la puerta y llego, no sé quién. Ella se retiró de mi lado y dijo apresurada me voy.
El autor es Consultor y Demógrafo: Amante de la vida y de los moemntos cotidianos.