A propósito de las reformas fiscal y constitucional propuestas por el P. @luisabinader , me permito compartir dos entregas de un artículo que publicara en Diario Libre en el año 2016. Si vamos a hablar de esas reformas, hablemos primero de una reforma previa del sistema político, por costoso e irresponsable en el dispendio del dinero del dinero de todos.
José Ricardo Taveras Blanco
CRDmedia

No podemos continuar con un sistema de voto preferencial que ha devenido en la prostitución del sistema electoral y de los ciudadanos…
Resulta obvio que la cultura política de la fundita y la solidaridad social mal entendida que sustenta hoy día los liderazgos políticos y hace del presupuesto un instrumento al servicio del desarrollo del subdesarrollo, debe llegar a su fin, no sólo porque está haciendo aguas por la crisis de representatividad y legitimidad que penosamente se cierne sobre la clase política, sino porque simplemente no hay recursos para sustentarlo. No podemos continuar por ejemplo con un sistema de voto preferencial para los diputados que, aunque sanamente inspirado, ha devenido en la prostitución del sistema electoral y de los ciudadanos, castrando la generación de liderazgos emergentes responsables en los niveles medios, fragua del futuro, toda vez que en el mismo pueblo existe la profunda conciencia de que el proceso de elección ha pasado a ser un ejercicio masivo de toma y daca, donde el candidato compra su candidatura, su elección y luego paga un alquiler por ella para la garantía de su permanencia en futuros procesos.
Gran parte de los traumas del pasado proceso radican fundamentalmente en la enfermedad moral que convierte el voto en un producto que se tasa y se vende al mejor postor, especialmente en el ámbito de elección de diputados y alcaldes, práctica en la que ninguno de los grandes actores partidarios está exento de culpa. En los momentos que han podido, han reproducido los mismos vicios de los que constantemente se quejan cuando los hacen en menor escala por no estar en el gobierno, eso, hay que detenerlo.
No comparto la dispersión legislativa, por lo que soy partidario de un Código Electoral y de Partidos Políticos que concentre en una sola norma la legislación de un nuevo sistema, procurando un mejor orden político y electoral. Las quejas fundamentales son la falta de prácticas democráticas en los partidos, el financiamiento de campañas, la transparencia del conteo, el uso de recursos del Estado y la participación desigual en los procesos publicitarios.
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Por eso, asumiendo modelos establecidos en otras naciones y con ánimo propositivo más que crítico, lanzo el reto de impulsar reformas electorales y de partidos, que nos conduzcan al inicio de un cambio de cultura política, a grandes rasgos, algunas medidas importantes podrían ser:
Establecimiento de una servidumbre electoral al espectro radioeléctrico: El espectro radioeléctrico es propiedad del Estado, el cual lo concesiona para fines de explotación comercial. Nada impide que al concesionar un espacio del espectro se le imponga una carga que obligue al beneficiario a conceder una franja publicitaria única, gratuita y limitada durante los períodos oficiales de campaña electoral.
Restricción de Espacios Públicos: Restringir y regular los espacios públicos donde sería posible la utilización de publicidad gráfica y cuantificar la cantidad de metros cuadrados de ésta según la naturaleza de las candidaturas.
Control financiamiento y penalización de ilícitos: Establecer sistemas de control de financiamiento privado, incluido el de los propios candidatos, definiendo perfiles y límites a las personas físicas o morales y, haciendo efectiva la prohibición del financiamiento extranjero.
Conteo público del voto: Hemos rodeado el conteo de votos de un hermetismo que se ha prestado a múltiples distorsiones, ya es tiempo de que demos al ciudadano el derecho de ser su propio observador y garante de la transparencia de sus centros de votación, ello vacunaría los procesos contra la suspicacia y el fraude. Esto, mientras consolidamos el voto electrónico, que no es lo mismo que el conteo electrónico.
El voto obligatorio: Ninguna sociedad crece si sólo se convierte en una sociedad de derechos y no de deberes. Un treinta por ciento de la sociedad dominicana, la más crítica quizás y la que menos expuesta está a la carroña del populismo clientelar o la que simplemente escapa de la necesidad del auxilio social del Estado, escoge el día de las elecciones para vacacionar o simplemente ausentarse de ese sagrado deber con la democracia de su país.
En fin, el abordaje de una reforma electoral y de partidos, debe contribuir a un necesario cambio de la cultura política de nuestra nación, para evitar mirarnos en el espejo venezolano, donde, no importa del lado con el que usted simpatice, el colapso de la credibilidad del sistema de partidos los llevó al “out sider” y del “out sider” a la división social y al colapso económico.
Alegra saber que el gobierno ha manifestado en su más elevado nivel un compromiso con la reforma de los sistemas de partidos y electoral y que Mons. Agripino Núñez Collado también se ha involucrado en la mediación del proceso. Debemos depositar esperanza en ello, para matar la nostalgia que se apodera de todos aquellos que suelen decir que aquí, “hace falta un Trujillo.”