SALVEMOS LA ESCUELA DOMINICANA

editorial salvemos la escuela dominicana

Las escuelas públicas están en llamas, no solo por el ardiente sol de verano que nos abraza, sino, por la violencia que existe allí y en los alrededores de las mismas. Esto lo muestran las diferentes tragedias que han ocurrido en los últimos días en nuestra sociedad; hechos en los cuales un adolescente le amputó la mano izquierda a un compañero cuando se disponía salir del liceo José Joaquín Pérez, ubicado en el sector Villa Velázquez en San Pedro de Macorís, y ni hablar del caso de Yeiron Almánzar Cabrera, de 12 años de edad, muerto en el Ensanche Ozama, fruto de una golpiza propinada por otros compañeros en la escuela República de Panamá.

Y ni hablar de los casos de suicidio de adolescentes que en los últimos meses hemos estando mirando con horror y preguntándonos, ¿qué está pasando con nuestros adolescentes?

Ante tales hechos de violencia, al día de hoy, no hemos visto a ningún estamento de la sociedad, ni mucho menos a las autoridades competentes, ministerio de Educación, presentar una propuesta al país que explique y tome medidas para neutralizar dicho comportamiento.

Esas tragedias no son temas de debate nacional.

A propósito de la justificación del ministerio del cambio del uniforme escolar, un elemento que nos ha llamado la atención es que muchos de estos sucesos hemos visto estudiantes con camisetas verdes y pantalón caquis y de inmediato surge en nuestra mente, qué está pasando en el Este que hay tantos hechos violentos en las escuelas, o en el eje metropolitano cuando vemos los de camisetas azules.

Esto nos hizo recordar las razones por las cuales los colores de los uniformes se regionalizaron, y se hicieron únicos, dado que su diseño recupera los colores que fomentan la identidad con su región, asociándolos con sus equipos de beisbol que tanto unen a los dominicanos , y en el sur con los colores de sus mágicas costas marinas. Además de la identidad los colores nos permiten visualizar con rapidez la procedencia de nuestros estudiantes.

Los presentes hechos de violencia, y el informe sacado recientemente por el Ministerio de Educación en la que nos indica que nuestros estudiantes no están avanzando en los aprendizajes, nos llama a preocupación y al mismo tiempo a la reflexión de que nuestra educación necesita cambios profundos y que nuestros docentes vuelvan a tomar el control de sus centros educativos modelando conductas éticas y morales que permitan a nuestros estudiantes generar mayor compromiso con sus aprendizajes, y a los docentes entender sus falencias y enfrentarlas para no seguir haciendo una caricatura de la educación de nuestro hijos.

Lo cierto es que, parece ser que la educación no está cumpliendo su rol en desarrollo integral de nuestros estudiantes, y con la célebre frase de educador brasileño de que la educación no cambia al mundo, sino que cambia a las personas que van a cambiar el mundo.

La sociedad dominicana demanda de las presentes autoridades educativas que asuman en cuerpo y alma la designación que se puso en sus manos.

Requiere ver que las mismas se concentren en cambios profundos, pero para realizar dichos cambios en necesario usar le bisturí, como lo hace el cirujano a la hora de extirpar un tumor maligno. No nos agotemos haciendo cambios que no cambian a las personas como es el caso del uniforme escolar, sobre todo que no han agotado su ciclo y que tiene un alto costo para educación.

Centrémonos en lo que puede impactar en la recuperación de la escuela como espacio de desarrollo humano.

Concéntrese ministro, y haga lo que tenga que hacer para rescatar la educación pública, ya que la mayoría de los padres dominicanos no tienen otra opción, si no, de enviar a sus hijos a escuelas sin baños, sin agua potable, sin seguridad y sin profesores centrados en la educación.

Redacción
Author: Redacción

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