Era impensable que un joven nacido en la humildad de Capotillo, sin un apellido de abolengo ni vínculos familiares con el poder, estuviera hoy aquí, presenciando la investidura del presidente de la nación más poderosa del mundo.
La ceremonia de toma de posesión de Donald Trump, realizada hoy 20 de enero de 2025 en el Capitolio, marca un momento histórico que tengo el honor de presenciar.
A pesar de contar con invitaciones y credenciales legítimas de primer nivel, el escepticismo mediático intentó desvirtuar este momento, como si fuera inaudito que un dominicano, sin conexiones elitistas, pudiera ocupar un lugar en este acto histórico. Sin embargo, he demostrado que lo que parecía difícil, incluso en medio de retos políticos y climáticos, es posible.
Este momento no es un triunfo personal. Es el reflejo del esfuerzo, del apoyo incondicional de mis seres queridos, y sobre todo, de la fuerza del pueblo dominicano. Es la prueba de que cuando se trabaja con honestidad, se tiene visión, y se implementan ideas con determinación, los límites desaparecen.
Hoy no estoy aquí como Santiago Matías ni como Alofoke Media Group. Estoy aquí como un representante de la dominicanidad. Cada logro que alcanzo es una victoria colectiva, una inspiración para que mi gente siga soñando en grande y trabajando por lo imposible.
Este no es el fin del camino, sino un recordatorio de que, con esfuerzo y fe, cualquier meta puede alcanzarse. Gracias a todos los que me han apoyado en este trayecto. Juntos seguimos construyendo un legado para nuestra nación.
Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.