El ejército israelí prosiguió este domingo su ofensiva militar en el sur de Gaza con el objetivo de “aniquilar” a Hamás, con lo que las perspectivas de acordar una tregua se reducen tras cuatro meses de conflicto.
Los esfuerzos para poner fin a los combates que arrasan el estrecho territorio palestino coinciden con la determinación del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, de entrar en Rafah.
Cerca de 1,4 millones de palestinos malviven en esta localidad fronteriza con Egipto, la mayoría desplazados de otras partes del enclave, bombardeado y asediado por Israel.
Al menos 10 personas murieron anoche en bombardeos contra esta ciudad, el último núcleo urbano en el que aún no han incursionado las tropas israelíes, y contra Deir al Balah, en el centro de Gaza, informó la agencia oficial palestina Wafa.
La guerra estalló el 7 de octubre después de que Hamás atacara el sur de Israel, dejando 1.160 muertos, en su mayoría civiles, según un balance establecido por la AFP en base a datos oficiales israelíes.
Los comandos islamistas también capturaron ese día a 250 personas, de las cuales 130 siguen retenidas en Gaza, incluyendo 30 que habrían muerto, según cifras israelíes.
En respuesta, la ofensiva aérea y terrestre de Israel ya ha dejado 28.985 muertos, en su mayoría mujeres y menores, según el Ministerio de Salud de Gaza, gobernado por Hamás desde 2007.
La comunidad internacional advirtió en los últimos días de las consecuencias humanas que tendría un operación en Rafah.
Netanyahu, sin embargo, insistió el sábado que no entrar en la localidad implicaría “perder la guerra” contra Hamás, considerado como organización “terrorista” por Israel, Estados Unidos y la Unión Europea.
Netanyahu insistió en que la operación avanzará con o sin un acuerdo con Hamás para la liberación de rehenes. Las últimas negociaciones para una tregua, sin embargo, no han sido “muy prometedoras”, admitió el sábado Catar, un mediador clave del conflicto junto a Estados Unidos y Egipto.
“No es una guerra, es un genocidio”
Hamás amenazó con suspender su participación en el diálogo a menos de que se envíe ayuda al norte de Gaza, donde las oenegés advierten del inminente riesgo de hambruna.
Las esperanzas de alcanzar un alto el fuego también se redujeron después de que Estados Unidos amenazara con bloquear una nueva resolución del Consejo de Seguridad de la ONU la próxima semana.
El proyecto, presentado por Argelia, busca un alto el fuego inmediato. Washington, el principal aliado de Israel, defiende en cambio un acuerdo para liberar a los rehenes que detenga los combates durante seis semanas.
Argelia inició los debates sobre esta nueva resolución después de que la Corte Internacional de Justicia dictaminara en enero que Israel debía impedir cualquier acto de “genocidio” en Gaza.
Sin embargo, para el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, el Estado hebreo no hace lo suficiente.
“Lo que está ocurriendo en la Franja de Gaza no es una guerra, es un genocidio”, declaró en la capital etíope Adís Abeba, comparando sus acciones con la campaña de Adolf Hitler para exterminar a los judíos.
Netanyahu calificó los comentarios de “vergonzosos y graves” y afirmó que constituían una “trivialización del Holocausto”. Su gobierno convocó al embajador de Brasil.
En cambio, Hamás aplaudió las declaraciones de Lula, afirmando que son “una descripción exacta de lo que sufre su pueblo” en Gaza.
“Lo martirizaron en la zona segura”
En una morgue en Rafah, un grupo de personas se despedía de su ser querido. “Es mi primo, lo martirizaron en al Mawasi, en la ‘zona segura'”, declaró Ahmad Muhammad Aburizq.
Egipto, fronterizo con Gaza, teme que una ofensiva contra Rafah desencadene un éxodo de palestinos a su territorio.
Un desplazamiento forzado de la población constituiría “una violación del derecho internacional humanitario” y aumentaría los riesgos “de escalada regional”, afirmaron los presidentes egipcio, Abdel Fattah al Sisi, y francés, Emmanuel Macron, en una llamada telefónica.
El ejército israelí informó el domingo que sus tropas siguen operando “en el hospital Nasser” de Jan Yunis, la ciudad del sur de Gaza donde el cuerpo armado concentra sus operaciones.
Las tropas israelíes ingresaron al hospital el jueves, tras recibir “información creíble” de que rehenes habían sido retenidos en el recinto.
El portavoz del Ministerio de Salud de Gaza, Ashraf al Qudra, declaró que las tropas israelíes habían convertido el hospital “en un cuartel militar” y que otra persona había muerto por falta de oxígeno, elevando a siete el número de fallecidos por esta razón, causada por los cortes de electricidad.
Por la mañana, decenas de israelíes bloquearon el paso de camiones con ayuda destinada a Gaza en el punto de paso de Nitzana, entre Israel y Egipto, observaron periodistas de la AFP.
Uno de los manifestantes, Nili Nauri, afirmó que es “inmoral” enviar ayuda “a gente que apoya a Hamás” porque “estamos en guerra”.
La guerra suscita temores de una expansión del conflicto. El ejército israelí informó el domingo que bombardeó “infraestructuras terroristas” del movimiento islamista Hezbolá, respaldado por Irán, en el sur de Líbano.
El conflicto también aviva la violencia en Cisjordania ocupado, donde las fuerzas israelíes mataron a dos palestinos de 19 y 36 años, según el Ministerio de Salud de la Autoridad Palestina.