
La estrechez de las dos vías para el regreso, sumada a los muros de concreto en ambos lados del carril, ha provocado múltiples accidentes y representa una amenaza constante para los conductores.
Santo Domingo, RD.–A pesar de contar con 11 carriles, el peaje de la Autopista Las Américas se ha convertido en un punto crítico y un cuello de botella para el tránsito en dirección a Santo Domingo Este, generando diariamente situaciones de alto riesgo y congestión severa y un peligro latente por la existencia en la entrada a las vías de dos muros de concreto armado.
La principal causa es que solo dos carriles están habilitados para el tránsito de retorno hacia la capital, mientras el resto permanece destinado a la salida hacia las provincias del Este y al Aeropuerto Internacional de Las Américas.
Esta configuración ha sido objeto de crecientes críticas por parte de conductores, expertos en movilidad urbana y ciudadanos que se sienten abandonados por las autoridades responsables de la infraestructura vial.
La estrechez de las dos vías para el regreso, sumada a los muros de concreto en ambos lados del carril, ha provocado múltiples accidentes y representa una amenaza constante para los conductores.
“Es como una emboscada vial. Todos queremos pasar y solo hay dos opciones reales. Es una locura”, expresó indignado un conductor habitual de la ruta que labora en el Aeropuerto Internacional de Las Américas.
Como él, miles de personas enfrentan a diario este cuello de botella, especialmente en las horas pico, cuando el flujo vehicular alcanza su punto más alto.
una infraestructura mal aprovechada
Aunque el peaje cuenta con una capacidad estructural considerable —once carriles en total—, la distribución actual no responde a las necesidades reales del tránsito.
Los conductores que retornan a Santo Domingo, ya sea desde el aeropuerto o desde las provincias del Este, son obligados a pasar por un embudo vial que genera largas filas, estrés y, en muchos casos, choques entre vehículos.
“Es incomprensible que en una infraestructura con 11 carriles solo se utilicen dos para el grueso del tránsito de regreso a la ciudad. Esto no es solo una mala planificación: es una amenaza constante a la seguridad vial”, afirmó un taxista que opera en la zona, quien prefirió mantener el anonimato por temor a represalias.
Los muros laterales, diseñados supuestamente para canalizar el tránsito, han resultado ser un peligro adicional. En la desesperación por avanzar, muchos conductores aceleran o intentan cambiar de carril sin suficiente espacio, lo que ha derivado en colisiones, algunos con daños materiales considerables y otros con consecuencias más graves.
deja al usuario en segundo plano
A juicio de muchos ciudadanos, la raíz del problema es una visión del tránsito centrada más en la recaudación que en la seguridad.
RD Vial, entidad encargada de la operación del peaje, parece priorizar el tránsito en dirección Este —es decir, hacia donde se cobra el peaje— mientras descuida a quienes regresan, y ya pagaron su tarifa en la ida y no generan ingresos adicionales al retornar.
“Es evidente que el enfoque está en el cobro, no en el servicio. Los que regresamos no les importamos, porque ya no pagamos”, expresó molesto un conductor habitual.
Esta situación, además de ser una injusticia para los ciudadanos que pagan por el uso de una infraestructura deficiente, representa un riesgo a gran escala que podría evitarse con una reorganización del flujo vehicular y una intervención urgente por parte del Ministerio de Obras Públicas.
llamado urgente a las autoridades
Conductores frecuentes y expertos en movilidad urbana han hecho un llamado enérgico al Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones (MOPC) y a RD Vial para que revisen el diseño y la operación del peaje de Las Américas.
Proponen redistribuir el uso de los carriles, eliminar o rediseñar los muros peligrosos y adoptar un enfoque más equilibrado que contemple tanto la entrada como la salida de la ciudad.
“La movilidad no puede ser vista solo desde el punto de vista financiero. Hablamos de vidas humanas, de tiempo perdido, de productividad afectada”, comentó un especialista en transporte urbano al ser consultado sobre la situación.
Mientras tanto, el caos persiste. Cada mañana y cada tarde, el retorno a Santo Domingo Este se convierte en una carrera de obstáculos donde el riesgo es la única constante. Y miles de conductores siguen esperando que alguien, desde las instituciones responsables, escuche su reclamo.