Con la transferencia del Sistema Único de Beneficiados (Siuben) al Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo (MEPYD) se garantiza la salvaguarda de un programa cuya función principal es la de recolectar datos y estadísticas de calidad que ayuden a erigir un auténtico mapa de la pobreza sin contaminación política o clientelar.
Tal y como refiere el decreto 366-22 del presidente Luis Abinader, el Siuben, que antes estaba bajo la cobija del Gabinete de Coordinación de Políticas Sociales, dispondrá en lo delante de mejores insumos técnicos para diseñar políticas de calidad relacionadas con trasferencias de recursos a familias carenciadas.
Sin pretender que con su paso al Ministerio de Economía ese programa quedaría absolutamente vacunado contra todo tipo de influencia o conveniencia política, no hay duda de que fortalecería su rol de diseñador de la política social del Gobierno y de diseñar el mapa de la pobreza.
Con casi 20 años de vigencia, el Siuben ha fungido como la nave nodriza en delinear las estrategias que impulsan los programas de transferencias sociales desde el Gobierno hacia sectores carenciados, lo que ha contribuido a amortiguar niveles de pobreza moderada y extrema.
La planificación de políticas públicas relacionadas con los sectores que padecen exclusión social no han tenido los resultados deseados a causa del tinte político, que desnaturalizan esos programas, por lo que la transferencia del Siuben al MEPYD, podría conllevar a que prevalezca el criterio técnico en vez de clientelar.
Se sabe que esa es una estructura técnica encargada de administrar en términos de fiscalización y seguimiento todo lo relacionado con datos y estadísticas del mapa de pobreza, pero al estar bajo la estructura del Gabinete de Políticas Sociales, su efectividad estaba diezmada por alambradas políticas.
Es por eso que se resalta la decisión presidencial de transferir esa unidad al lugar donde siempre ha debido estar, el Ministerio de Economía, desde donde podría ampliar y fortalecer sus investigaciones y recomendaciones en torno al diseño de iniciativas públicas dirigidas a mitigar y superar acuciantes niveles de pobreza.
El propio Gabinete de Políticas Sociales debería ser objeto de una profunda revisión en su estructura y funcionalidad a los fines de disminuir falencias que se convierten en constantes escándalos, pero se subraya que el nuevo destino del Siuben constituye un paso de avance.