No comparto el concepto de verja perimetral y lo que he visto hasta ahora me indica incomprensión de los riesgos a que estamos expuestos por el universo de dramas que afectan Haití, lamentablemente, cualquier crisis que rebase cierta intensidad se comerá esa verja con yuca, pero eso tampoco le resta valor a la voluntad que ella expresa,
Por José Ricardo Taveras Blanco
Ciudadania RD Media
Reconozco el peso histórico y el componente de legado que tiene la iniciativa del presidente Luis Abinader al iniciar los trabajos de la verja perimetral, es un antes y un después en un país donde la clase política tiene miedo de asumir la defensa de la identidad de la Nación Dominicana, a la que en ese sentido se le viene gobernando tan mal, no ahora, desde siempre.
No comparto el concepto de verja perimetral y lo que he visto hasta ahora me indica incomprensión de los riesgos a que estamos expuestos por el universo de dramas que afectan Haití, lamentablemente, cualquier crisis que rebase cierta intensidad se comerá esa verja con yuca, pero eso tampoco le resta valor a la voluntad que ella expresa, tampoco a su utilidad, eventualmente gastaremos dos veces, pero si no lo hacemos así, no sería una obra dominicana.
Sin embargo, no dejaré de tomar nota de que de nada vale que se levante la valla si no se respeta el muro jurídico y se enfrenta la corrupción que ha llevado el país a carecer absolutamente de seguridad fronteriza y a ser literalmente invadido. En efecto, ese gobierno al que hoy reconocemos, es también el que en vez de emprender la nacionalización del trabajo está planteando dar por buena y válida la invasión y proceder a legalizarla administrativamente al plantear que los trabajadores extranjeros ilegales serán documentados en sus centros de trabajo a pesar de que ya fue implementado un plan de regularización de extranjeros que evidencia que si Haití no documenta, no hay esfuerzo que valga, nos arrastrará al caos del cual la ley nos invita a huir.
De nada vale la valla si las empresas no se visitan para multar, demasiadas oportunidades se han brindado a una oligarquía que prefiere seguir cebándose del caos que deprime salarios y desprecia el destino de su Nación. Tampoco la valla valdría de nada si no se trabaja en el muro ético que enfrente la corrupción que convierte los responsables de la seguridad fronteriza en parte fundamental del problema.
Hay que trabajar en la dignificación del soldado, dotarlo de mística y reordenar la estrategia actual, generar contrapesos en la seguridad fronteriza y perseguir como alta traición la corrupción en la seguridad de nuestra frontera. De no ser así seguiremos en lo mismo, las mismas puertas concebidas para mantenimiento y vigilancia servirán para burlar el objetivo, perfeccionarán el peaje y monopolizarán las operaciones de tráfico de toda laya que impera allí.
De manera que ojalá que la valla nos haga conscientes de que, aunque no lo parezca, el país esta haitianizado por la indiferencia de todos, su rescate implicará mucho tacto, pero especialmente de una determinación sistemática y permanente o no tendremos patria. Mientras tanto, bien por el presidente Luis Abinader, se ha dado un gran paso.
Author: Redacción
Medio digital de comunicación de República Dominicana
