Por Jeffrey Medina Rivas
Ciudadanía RD Media

Desde el 1 de junio hasta el 30 de noviembre, República Dominicana vive una realidad climatológica inevitable: la temporada ciclónica. Este 2025, sin embargo, no será una más. Las proyecciones del Centro Nacional de Huracanes (NHC), la Universidad Estatal de Colorado (CSU) y el Instituto Dominicano de Meteorología (INDOMET) advierten una temporada por encima de lo normal, con alta probabilidad de que un huracán intenso impacte directamente el Caribe Temporada Huracanes 2025. El panorama es claro. Pero lo que aún no lo es y preocupa es la preparación empresarial frente a esta amenaza.
Un huracán no solo pone en riesgo techos y paredes. Interrumpe operaciones, destruye activos, compromete la seguridad de los trabajadores y puede, en el peor de los casos, hacer colapsar por completo la continuidad de un negocio. Sin embargo, muchas empresas siguen operando sin un plan de contingencia actualizado, y otras, lamentablemente, ni siquiera cuentan con uno.
Esto no es solo una omisión técnica. Es una irresponsabilidad con el personal, los clientes, los proveedores, y con el país.
Las estadísticas son contundentes: cada año, tras el paso de fenómenos climáticos, el país registra pérdidas millonarias en sectores como comercio, industria, turismo y agroindustria. Pero más allá de lo económico, hay una dimensión humana que suele ignorarse: la exposición innecesaria del personal a peligros evitables por falta de protocolos.
En 2023, muertes por imprudencias urbanas, cruces temerarios en ríos crecidos, caídas de estructuras inestables e inundaciones en instalaciones mal gestionadas, dejaron un mensaje claro: el problema no es la naturaleza, sino la improvisación.
Según el Reglamento 522-06 sobre Seguridad y Salud en el Trabajo, todas las empresas deben disponer de un plan de emergencia que contemple riesgos previsibles entre ellos, fenómenos climáticos. Este plan debe contemplar la prevención, preparación, respuesta y recuperación ante eventos adversos.
¿Qué debe contener un plan actualizado ante la temporada ciclónica?
Diagnóstico de vulnerabilidad
- Ubicación en zona de riesgo (inundaciones, deslizamientos, proximidad a cuerpos de agua).
- Evaluación estructural: techos, fachadas, drenajes, puntos críticos.
Plan de acción
- Procedimientos para suspensión de operaciones.
- Asignación de roles y responsabilidades ante la emergencia.
- Medidas de protección de equipos, datos y documentos.
Seguridad del personal
- Definición de criterios para evacuar, resguardar o liberar al personal.
- Comunicación de instrucciones claras y comprensibles.
- Planes especiales para personas con movilidad reducida.
Continuidad del negocio
- Protocolos de respaldo de datos.
- Estrategias logísticas alternativas (transportes, suministros).
- Mecanismos de recuperación post-impacto.
Un buen plan no sirve de nada si el personal no lo conoce, no lo entiende o no lo practica. Es indispensable que todas las empresas realicen:
- Simulacros de emergencia específicos para tormentas o huracanes.
- Capacitación periódica en primeros auxilios, uso de EPP, apagado de sistemas y evacuación.
- Evaluaciones post-ejercicio para detectar fallos y mejorar.
Empresas que ensayan, sobreviven. Empresas que improvisan, desaparecen.
Los eventos de noviembre de 2023 dejaron una estela de lecciones no aprendidas: muertes por tránsito en zonas anegadas, desplomes de techos no reforzados, comercios sin respaldo eléctrico o digital, personal atrapado sin protocolos claros. Y lo peor: muchos de estos eventos ocurrieron en empresas que habían declarado tener “planes”.
Un documento guardado en una gaveta no es un plan. La prevención no se presume, se demuestra.
La temporada ya inició, y las condiciones están dadas para eventos extremos. Esperar al primer boletín del COE no es estrategia. Revisar el plan de emergencia en medio de una alerta no es prevención, es reacción tardía.
Este 2025, la historia no debe repetirse. Que la resiliencia deje de ser un eslogan para convertirse en una práctica operativa.
Las empresas que sobreviven no son las más grandes, sino las que mejor se preparan. Tener un plan de contingencia actualizado no solo es cumplir con la ley: es proteger a tu gente, a tu negocio y a tu reputación.
La tormenta está en camino. ¿Vas a esperar a verla por la ventana o vas a prepararte desde hoy?