Detroit (EE.UU.) (EFE).- En un gesto poco habitual, el expresidente de Estados Unidos y precandidato republicano Donald Trump (2017-2021) se reunió con votantes en una iglesia negra del centro de Detroit, en el estado clave de Míchigan, en lugar de los suburbios blancos donde suele hacer campaña.
Es una prueba de que el magnate neoyorquino quiere aprovechar el desgaste de la Administración del demócrata Joe Biden para, en las elecciones del próximo 5 de noviembre, pescar votos de la comunidad negra, que tradicionalmente le ha dado la espalda por sus polémicas de tintes racistas, como sus años de ataques contra el presidente Barack Obama (2009-2017).
Negros y blancos por Trump
Pero entre el público, que lo ovacionó varias veces y le cantó el cumpleaños feliz por sus 78 primaveras, también había un grupo significativo de seguidores blancos del exmandatario que ayudaron a completar el aforo, un síntoma del mucho trabajo que tiene por delante el republicano para conquistar un grupo que vota mayoritariamente demócrata.
“Biden es el peor presidente que ha habido para los afroamericanos”, exclamó Trump desde el altar de la Iglesia 180 de Detroit, escudado por dos banderas estadounidenses y una gran cruz cristiana.
El republicano reiteró sus habituales ataques contra el presidente demócrata, a quien acusó de haber hundido la economía y de haber permitido la entrada de migrantes irregulares que, dijo, son criminales y roban el trabajo a los afroamericanos.
Valores compartidos
Antes de irse a un foro de extrema derecha, Trump estuvo escuchando a varios miembros de la comunidad, incluido el pastor afroamericano Lorenzo Sewell, quien le agradeció por haber visitado el barrio, algo que nunca hicieron ni Obama, el primer presidente negro de la historia, ni Biden.
“No se trata de negros, blancos o asiáticos. Se trata de los estadounidenses. Yo soy una mujer negra, pero sus valores (de Trump) son los míos”, contó a EFE Bernadette Smith, quien hizo varias horas de fila para escuchar al expresidente.
Hablar de colores genera “división” y lo que tiene que hacer el país es abrazar “los valores cristianos que hicieron grande a Estados Unidos”, opinó esta mujer.
Sin embargo, en la puerta del templo colgaba un cartel con una clara declaración de intenciones: “Afroamericanos por Trump”.
Rascar votos a Biden
Según una encuesta del Centro Prew, la población negra sigue siendo demócrata en su inmensa mayoría, puesto que el 78 % votaría por Biden frente al 18 % que lo haría por Trump.
Pero los márgenes se han reducido respecto a hace cuatro años. Los demócratas temen que la baja popularidad del actual presidente desmovilice al electorado negro en ciudades como Detroit, lo que podría costarles la victoria en el estado clave de Míchigan, que en 2016 votó por Trump y en 2020 lo hizo por Biden.
El propio Biden estuvo hace solo tres semanas en un evento con la comunidad negra en Detroit donde apeló al miedo de un posible regreso al poder de Trump, a quien considera una amenaza para la democracia por el asalto al Capitolio de 2021.
“Yo creo que en los últimos cuatro años los afroamericanos han abierto los ojos y han dicho: ‘esto no está funcionando’”, opinó Brittney Moxley, vestida con un inmaculado traje blanco y una gorra roja con el apellido Trump.
Esta vecina de Detroit señaló el que puede ser el gran talón de Aquiles de Biden: la acuciante inflación de los últimos años. “Mi ticket de la compra es mucho más caro hoy”, afirma.
Creyentes de Trump
Muchos de los que fueron a ver a Trump creen ciegamente en su mentira de que hubo un fraude electoral en 2020 y que se puede repetir en noviembre.
No es el caso de Damont Bellingeer, quien está convenido de que los votos se van a contar bien. Si este hombre apoya a Trump es porque cree que puede resolver los dos grandes problemas que, a su juicio, tiene el país ahora mismo: la economía y la crisis en la frontera, a más de 2.700 kilómetros de Míchigan.
En la fila de acceso, Malvin se camuflaba con su gorra y su pantalón de color rojo republicano pero a susurros confesó que en realidad no tiene claro por quién votar.
Mirando de reojo al resto de personas para que nadie lo escuche, dijo que Biden, de 81 años, está “muy mayor”.